Renacieron en reinas, fueron unas ‘drags’ memorables, atrevidas pioneras
pillar, les aleccionaba su madre a las puertas del hipermercado), para subirse al Eixample. ¡La locura embutida en látex, pelucones y plataformas doradas! ¡Renacieron en reinas! Fueron unas drags memorables. Atrevidas pioneras.
Pero ocultaron su transformismo precoz en casa hasta una tarde de domingo: en la tele daban fútbol. Para cenar, la tortilla de patatas de siempre. Y ellos, ellas, no supieron ni esperar a la media parte. ¡Papá, soy gay!, interrumpió el pequeño de los iguales. ¿Y eso qué es?, escupió el hombre indignado, sin buscar ni incorporarse. Con la respuesta “sarasón, papá, es como tú nos llamas”, al padre le quedó oscuramente claro.
Escaparon esa misma noche creyendo que ya para siempre. No imaginaban este hoy hipercambiado (¡con días de loco orgullo para ellos!) que los ha normalizado. Por eso cada junio, además del Pride y el santo del mayor (Juan, Juana), celebran su vuelta al barrio. Y que papá ya no los llama sarasas.c