La Vanguardia (1ª edición)

Los Mossos desarrolla­n un producto para las huellas dactilares más complejas

La policía científica elabora un eficaz reactivo capaz de revelar los restos más difíciles en superficie­s mojadas, rugosas e incluso a la intemperie

- Mayka Navarro

Benito Oliva Maqueda era un profesor de instituto de 57 años que fue hallado por su compañero de piso el 18 de octubre del 2007 en la calle Trajà de Barcelona. Estaba amordazado y le habían dado una tremenda paliza. Para evitar los gritos, sus asesinos le introdujer­on un calzoncill­o en la boca que sujetaron con una cinta aislante que daba varias vueltas a su cabeza. Un crimen de extrema crueldad que durante doce años estuvo pendiente de resolver. La unidad central de homicidios de los Mossos d’Esquadra recuperó el caso una década después. Rehizo el puzle y se fijó en una herencia que la víctima acababa de cobrar y en un grupo de delincuent­es que en ese tiempo habían protagoniz­ado otros robos con violencia en la misma zona de Sants. La policía científica no había conseguido en su momento revelar huellas dactilar sospechosa­s, pero guardaba custodiada­s las cintas aislantes con las que había aparecido amortajado el profesor.

El tesón de esa misma policía científica hizo el resto. Hace un tiempo que la unidad central de inspección ocular (UCIO) empezó a trabajar en sus laboratori­os buscando nuevos productos que les permitiera­n obtener huellas dactilares de calidad en superficie­s complejas en las que los reactivos tradiciona­les no funcionaba­n. Superficie­s rugosas, pegajosas como el reverso de una cinta aislante, o en objetos que habían estado a la intemperie y que se resistían al ojo de los cien

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