La Vanguardia (1ª edición)

Enredos adúlteros

- Jordi Batlle Caminal J. Batlle

El is

Dirección: Ba- Luhrmann

Intérprete­s: Austin Butler, 2om 3an4s, 5li,ia De6onge, Da,id 7enham Producción: Australia-EE.UU., 2022. Biogr/8ica

Lo que más sorprende en Elvis es la (relativa) contención visual de Baz Luhrmann, cineasta a quien se le recuerda por la pirotecnia y el barroquism­o, rasgos que definían estéticame­nte su versión de Romeo y Julieta y Moulin Rouge,

los títulos más distinguid­os de este australian­o universal. En Elvis

no faltan momentos de arrebato, escenas fulgurante­s y nerviosas y un montaje ágil, pero el conjunto está más próximo a su primer largometra­je, el ya notable (y ya musical) El amor está en el aire.

Aunque algo más ortodoxo de lo que era de esperar, Elvis no es ni mucho menos un biopic convencion­al. De hecho, no es un biopic, sino dos: el del rey del rock’n’roll y el del coronel Tom Parker, que fue a lo largo de toda su carrera su mánager, protector, asesor, gestor, manipulado­r y muchas cosas más y que además ejerce aquí el papel de narrador. El mito Presley visto (¿deformado?) por su propio creador, curiosa premisa.

Elvis sobrepasa las dos horas y media de duración porque pretende abarcar toda la vida y obra del cantante, desde su infancia hasta su fallecimie­nto en 1977, y, al propio tiempo, ser un fresco histórico, un documento de cuatro décadas convulsas de vida americana. Su mayor acierto es la exploració­n de la negritud que recorría las venas del artista desde niño, y el retrato de la edad de oro de Beale Street, la arteria del blues de Memphis, está francament­e logrado. Las presencias breves de B. B. King, Sister Rosetta Tharpe, Mahalia Jackson, Fats Domino, Little Richard o Big Mama Thornton le dan un buen sabor de época. Menos satisfacto­rios son los fragmentos que ilustran las relaciones de Elvis y Priscilla, carentes de intensidad. En cuanto a la faceta cinematogr­áfica del ídolo, se expone en una catarata de viñetas digna del Tarantino de Érase una vez en… Hollywood.

No deja de tener su gracia que, según Zemeckis, fuera Forrest Gump quien, de niño, enseñara a mover las piernas a Elvis, porque ahora es Tom Hanks quien asume el papel del coronel, del ogro. Es la suya una actuación exhibicion­ista, exagerada; a ratos, sepultado el actor por el maquillaje que agiganta su figura, pareces estar viendo a Mike Myers haciendo de Fat Bastard. Irreprocha­ble, en cambio, Austin Butler, un Elvis perfecto.c

Un l o inesperado

Dirección: Mélissa Drigeard Intérprete­s: Elsa 9ylberstei­n, Stéphane de Groodt, Guy Marchand Producción: Francia, 2020. Comedia

En una casa rural coinciden accidental­mente un matrimonio con los respectivo­s amantes del marido y la mujer, llegan los abuelos inesperada­mente, luego los hijos… Un enredo bien conducido al principio, con eficaces situacione­s de comedia y diálogos ingeniosos y afilados (el personaje del pizzero se lleva los mejores momentos), pero el invento se desinfla progresiva­mente hasta llegar al adocenado, acomodatic­io desenlace, con ridículo recital de poesía incluido. Lástima, porque el planteamie­nto prometía. /

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