El matador Manuel Cros llevó al Europa a la cúspide del fútbol catalán y rozó el título de Copa
+,-./0,12 desempate, el 21 de marzo de 1923 en Girona: Europa 1 – Barcelona 0.
Como campeón catalán el Europa pasó al gran torneo español, la Copa, y se plantó en la final con serias opciones. Eliminó al Sevilla (4-0 en Barcelona, 1-2 en la vuelta) y al Sporting de Gijón (3-2 en casa, 1-2 fuera). Imbatidos. La final se jugó el 13 de mayo en Les Corts, pero el rival era durísimo: el Athletic, que había apartado antes al Madrid y a la Real Sociedad. A pesar del ambiente favorable y del buen juego el Europa cayó por 1-0 y Cros tuvo en sus botas el empate, que salvó el meta rojiblanco Vidal con apurado despeje a córner.
El Barcelona le hizo entonces una oferta sensacional: 50.000 pesetas, cuando su sueldo era de 500 más prima por gol marcado. “El presidente Matas intervino y me dijo que si me quedaba obtendría una plaza fija de matarife en el mercado de Barcelona. Unos seis bueyes diarios desfilaban a través de mi puntilla... “Cros compartió el fútbol con el matadero, formó parte de la histórica delantera de la selección catalana que goleó al Bolton en la inauguración de Montjuïc (1929): Ventolrà, Samitier, Cros, Padrón y Parera. Ese mismo año el Europa fue uno de los diez invitados a la primera Liga de la historia. Los gracienses aguantaron tres temporadas en Primera y Cros fue el héroe en resultados históricos, como un 5-2 al Madrid con dos goles suyos. Nunca abandonó el fútbol ni el deporte. Pasó por el Sabadell y el Espanyol, se hizo entrenador y estuvo en el Martinenc, el Sant Andreu, el Manresa... y siguió jugando a pelota en el CN Barcelona, participando en las tertulias del Baviera y tumbando bueyes de certeros puntillazos. Como sus famosos remates a gol.