La Vanguardia (1ª edición)

Las ocho personas de la casa de atrás fueron detenidas en agosto de 1944 y deportadas a Auschwitz

El cuaderno personal de la joven cumple años envuelto en la polémica sobre quién delató a la familia

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persona y acogieron a un dentista, Fitz Pfeffer, al que Anne llamó Albert Dussel en las anotacione­s de su diario.

Durante los dos años y un mes de duración del encierro, Anne escribió sobre su familia, el resto de los confinados y las personas de fuera de la casa de atrás que les ayudaron dándoles alimentos y haciéndole­s compañía. Relató también el avance de sus estudios, su deseo de llegar a ser escritora y sus preocupaci­ones por la marcha de la guerra y la llegada de una posible liberación.

Pero esa liberación nunca llegó. El 4 de agosto de 1944 los ocupanexag­ente del FBI se recogieron en el libro ¿Quién traicionó a Anne Frank? (Harper Collins), escrito por Rosemary Sullivan, pero no convencier­on a los expertos.

Historiado­res como Bart van der Boom considerar­on que las pesquisas de Pankoke “son difamacion­es sin sentido”. Otros especialis­tas las calificaro­n de “no concluyent­es”. El revuelo fue de tal magnitud que Ambo Anthos, la editorial holandesa que había publicado el libro de Sullivan, lo retiró del mercado.

Y las investigac­iones volvieron a la casilla de salida. ¿Quién delató a los Frank? Pudo ser el notario Arnold van den Berg. Pero también Gerardus van Maaren, el mozo del almacén de la fábrica donde se escondía la familia, que siempre fue el principal sospechoso, aunque se le investigó tras la guerra y nunca pudo probarse su culpabilid­ad. Un trabajo publicado en los noventa apuntaba a una mujer allegada a la familia de Van Maaren como posible delatora.

Los Frank contaron con la ayuda de los trabajador­es de la fábrica como Bep Voskuijl, que les llevó alimentos y libros. Recienteme­nte, circuló la teoría de que la traición provino de una hermana de Bep. También se habló de que Anton Ahlers, “un turbio personaje”, podía ser el culpable. Y no se descarta que la policía verde llegase a la casa de atrás por casualidad durante una investigac­ión rutinaria. Casi 80 años después, el misterio sigue vivo.c

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