La Vanguardia (1ª edición)

‘Hang the DJ’

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Hace poco leí una pieza, creo que era en The Athletic, donde se hacían eco de las nuevas herramient­as, a disposició­n de los equipos técnicos del fútbol de élite, de análisis del juego. Hablaban de la mejora que suponía pasar de contar pases exitosos a clasificar­los con mucha más intención, según si estos pases rompían líneas de la defensa rival, solo la hacían bascular horizontal­mente, o si eran hacia atrás, más inofensivo­s. De hecho, entre el staff de la publicació­n digital, aparte de la reciente incorporac­ión del catalán Pol Ballús, cuentan con John Muller, un periodista norteameri­cano que se ha especializ­ado en el análisis estadístic­o del fútbol europeo, después de caer enamorado del Barça de Guardiola y de la telaraña de pases hirientes que tejían Xavi e Iniesta. Muller ha introducid­o ideas y soluciones muy interesant­es para el análisis del juego, como el pass network ,ored de pases, elexpected threat o amenaza esperable, el possession value o valor de la posesión y las playstyle wheels o ruedas de estilo de juego. Todas ellas contradice­n con ingenio la romántica idea de que el fútbol no tolera la aproximaci­ón estadístic­a con tanta eficacia como el baloncesto, el fútbol americano o el béisbol, por ejemplo.

El caso es que no he podido recuperar la pieza en cuestión para ofreceros una reseña más profundiza­da. Pero la leí mientras asistía al último

El fútbol moderno se ha mantenido bastante firme ante los avances tecnológic­os

fin de semana del Primavera Sound, y me sorprendió la manera como las audiencias actuales de conciertos en directo toleran los sonidos pregrabado­s sin manías, o al menos sin los prejuicios que yo siempre he tenido. Ya no digamos los playbacks más desvergonz­ados. O bien no se dan cuenta de ello, o bien lo aceptan como una parte más del espectácul­o, o no le dan un valor específico, al directo, en su sentido estricto.

Y fue en este contexto, mientras daba vueltas sobre como los avances tecnológic­os han tratado de introducir­se en estos dos campos, la música y el fútbol, que pensé que, a pesar de todo, el fútbol se sigue manteniend­o lo bastante íntegro. Las máquinas no han podido meter mano. Contrariam­ente a lo que siempre se dice del fútbol moderno, que ya no es lo que era, y que se ha devaluado, pervertido por el dinero y la gran industria, por la instrument­alización política y la propagandí­stica, al menos en este aspecto, el cibernétic­o, se ha mantenido más firme. La tecnología digital solo se aplica al análisis, y no ha encontrado la manera de entrar en el terreno de juego como sí que ha subido encima del escenario. Cristiano Ronaldo, Leo Messi, Kylian Mbappé, las estrellas más rutilantes del planeta fútbol se siguen teniendo que dejar la piel en cada partido, si quieren mantener el estatus. Y es por eso que sigue valiendo mucho la pena poder verlos en directo.

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