Los Stones no siguen en la carretera por dinero; deben seguir porque les gusta lo que hacen
van palmando los originales). A algunos les puede la mitomanía, van al concierto como quien asiste a una liturgia religiosa, e irían cada domingo si se pudiera. A otros les rejuvenece, o así se lo parece. Segundo y acaso definitivo motivo: a los Stones les gusta hacer lo que hacen. No solo porque sean artistas y porque, juergas apartes, su vida haya transcurrido en estudios, conciertos y giras de meses de duración. También porque a estas alturas, entre concierto y concierto, reciben allí donde van trato principesco.
Asociamos las giras a una experiencia extenuante, a bordo de furgonetas que cada noche recorren cientos de kilómetros para enlazar actuaciones en dos ciudades. Pero en el caso de los Stones tienen más de turismo lujoso y privilegiado, con unos conciertos intercalados, que de extenuación. Esta gira europea, bautizada Sixty, tendrá solo catorce conciertos y terminará a fines de julio. El ritmo será pues de un concierto cada cuatro días, muy adecuado y soportable para rockeros casi octogenarios.