La Vanguardia (1ª edición)

Durante este descanso ha tocado la guitarra, ha publicado un libro de fotos y ha dado pedales en bicicleta

- Juan Bautista Martínez

“Hola, no quiero meterme ahora en eso” o “prefiero no opinar”. Discreto, caballero y perspicaz Ernesto Valverde ha preferido descomprim­irse, alejarse a un segundo plano y cargar baterías durante una etapa que ha durado dos años y medio. Desde que fue destituido en enero del 2020 por el Barcelona tras caer en semifinale­s de la Supercopa hasta la noche del pasado viernes, cuando la victoria electoral en el Athletic del candidato Jon Uriarte le ha devuelto al banquillo de San Mamés. El Txingurri inicia así su tercera etapa al frente del que él considera el equipo de su vida, el que lleva en su corazón. Nunca se vio tan feliz a Valverde en Barcelona como cuando salió por última vez de la ciudad deportiva Joan Gamper, sonriente y relajado. El equipo iba líder pero el juego no era del gusto de muchos barcelonis­tas y las debacles europeas en Roma y Liverpool le habían puesto a los pies de los caballos.

En todo caso aquel Barça era bastante mejor que el actual. Valverde cogió sus bártulos, no dijo ni pío y durante este tiempo casi nunca ha hablado de su paso por el conjunto blaugrana como entrenador. Volvió a su residencia de Bilbao, se refugió en la privacidad del día a día y retomó unas aficiones multidisci­plinares. Dedicó más tiempo a realizar fotografía­s y publicó en el 2021 un segundo libro de imágenes, titulado Frontera. Siempre pendiente de capturar momentos impactante­s bajo su mirada, haciendo clic no por qué sí, sino porque aquel instante pueda llamar la atención de un plumazo.

Más distendido, hasta se animó con la guitarra, haciendo sus pinitos en algunos locales de la capital vizcaína con un grupo que se llama A Morir y en el que también está su profesor musical. Al mismo tiempo continuaba siguiendo el fútbol desde sus prisma de entrenador. Ha consumido muchos partidos, tanto de la liga española como de campeonato­s extranjero­s.

Tampoco se ha olvidado de practicar deporte. En una zona donde el ciclismo es casi una religión el Txingurri, aunque considera que no se le da del todo bien, se ha encaramado a la bicicleta de ruta y ha dado muchos pedales.

Pero a los 58 años regresa al ruedo. Ya tenía ganas de volver a entrenar pero sólo si el proyecto era atractivo. El Athletic

Valverde terminó saturado en el Barcelona, que lo destituyó cuando el equipo iba líder

siempre lo es para él aunque prefería que los tres candidatos hubieran apostado por él y no solo dos. Tuvo que competir indirectam­ente con Marcelo Bielsa, el entrenador del aspirante Iñaki Arechabale­ta. Precisamen­te Valverde sustituyó al Loco en el 2013 cuando arrancó su segunda era a los mandos del Athletic. Anteriorme­nte había dirigido a los rojiblanco­s

Tras dejar el Camp Nou regresó a Bilbao y se alejó de los focos: casi nunca alzó la voz sobre su despido

entre 2003-2005, logrando una clasificac­ión para la Copa de la UEFA. Más exitoso sería su segundo periodo en la Catedral, entre el 2013 y el 2017. El Athletic jugó una temporada la Champions y consiguió, en el 2015, su primer título en 31 años al doblegar al Barça de Luis Enrique, Messi, Neymar y Suárez en la Supercopa de España. Terminó su ciclo clasifican­do siempre al Athletic para Europa y se convirtió en el entrenador con más partidos de la historia del club, con 307, superando a una leyenda de la entidad como Javier Clemente. El rubio de Barakaldo, Iñaki Sáez y ahora Valverde son los únicos en dirigir en tres etapas al conjunto vasco.

“Las dos primeras películas de El Padrino fueron muy buenas y la tercera tengo que reconocer que no me gustó tanto, pero es verdad que el director le echó un par de huevos para hacerla. Aquello era ficción, esto es realidad, ya veremos lo que ocurre”, declaró el pasado miércoles Valverde. La cámara vuelve a enfocarle.c

Lleva al Athletic en el corazón y ya tenía ganas de volver a entrenar, por lo que han encajado las piezas

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