La Vanguardia (1ª edición)

El viejo sindicalis­mo contra las tecnológic­as

Gigantes como Amazon, Apple, Google o Microsoft ven una amenaza en la resurrecci­ón sindical tras la pandemia

- Franc;sc P;irón Nueva York. Correspo sal

Los gigantes tecnológic­os, expresión de la modernidad, saben lo que es el activismo obrero de la vieja escuela. No son ajenos a ese fenómeno al que lograron con éxito someter durante muchos años.

Consta que Amazon ha utilizado especialis­tas anti sindicatos durante dos décadas con los que consiguió derrotar iniciativa­s como la de Virginia en el 2016. Incluso, según documentos internos obtenidos por Vice, echó mano de la histórica agencia de seguridad Pinkerton, que desde el siglo XIX igual desmantela­ba planes de matar a presidente­s como infiltraba a sus espías en las unions (sindicatos), para frenar en el 2020 el movimiento sindical en Whole Foods, supermerca­do físico que adquirió la plataforma digital.

Frente a la amenaza de la sindicació­n, las compañías tecnológic­as, algunas de las más valiosas y de más rápido crecimient­o en el mundo, empezaron a recurrir de forma habitual a las clásicas tácticas antisindic­ales para preservar el control sobre los empleados.

De ahí el recurso al espionaje de los líderes obreros, los despidos preventivo­s o el uso de la propaganda denigrator­ia.

Y en esas llegó la pandemia, que ha supuesto una vuelta de tuerca para las reivindica­ciones laborales, reforzadas por la demanda de mano de obra. Ni las peores artes frenan el impulso.

Una demostraci­ón más de esa nueva cultura se produjo el pasado fin de semana en Towson (Maryland). Los trabajador­es de Apple votaron a favor de unirse a la Internatio­nal Associatio­n of Machinists and Aerospace Workers (IAM) y se convirtier­on en las primeras tiendas minorista en dar este paso en la empresa que simboliza como ninguna otra el aura de la tecnología cool.

Este resultado (65 a 33) forma

eparte de una marea que inunda Estados Unidos a partir de que los trabajador­es se están uniendo cada vez más para exigir salarios adecuados, mejores condicione­s y beneficios, así como más poder de negociació­n con los empresario­s. El confinamie­nto por la covid transformó el escenario.

Billy Jarboe, empleado de Apple en Towson y uno de los organizado­res del referéndum, aseguró que la campaña de la firma de la manzana mordida por socavar la lucha sindical “obviamente sacudió a la gente”. Pero remarcó que la mayoría de los partidario­s del sindicato se mantuviero­n fuertes, sin ceder a las presiones.

“Esperemos que esto cree una chispa que se expanda a otras tiendas”, añadió Jarboe. El presidente Joe Biden, que es pro union, aseguró sentirse orgulloso de los empleados de Towson. “Los trabajador­es tienen derecho a determinar las condicione­s bajo las condicione­s que van a trabajar o no”, declaró Biden esta semana.

Hace unos meses, antes del final del 2021, más de 400 ingenieros de Google y otros empleados formaron un sindicato. De esta manera culminaron años de creciente activismo en una de las más grandes compañías globales, lo que supuso una rareza en un Silicon Valley incondicio­nalmente antisindic­atos. Pero el gran golpe de efecto se produjo en Nueva York. Los trabajador­es de uno de los almacenes de distribuci­ón más grandes de Amazon, en Staten Island, votaron por sindicarse este pasado abril. Al cabecilla le habían dado el finiquito y se vengó con la victoria.

Viendo este desarrollo, Microsoft optó este junio por una postura neutral. Esto significa que a, diferencia de los otros gigantes, esta compañía no combatirá la adscripció­n sindical.

Pese a esta excepción, “los gigantes tecnológic­os subirán la apuesta tratando de devolver el paisaje a donde estaba”, señaló el experto laboral Daniel Gross, que colaboró en la sindicació­n de Starbucks, otras de las grandes firmas también derrotada.

Las tecnológic­as constituye­n la industria dominante, con un peso cada vez mayor. Sostuvo Gross que su acción inclina la balanza de manera negativa para todos los trabajador­es. Por eso, en época de diseño laboral, se produce la nueva revuelta obrera.c

Las grandes firmas tecnológic­as recurren a infiltrar espías o a los despidos para frenar la expansión sindical

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Chip Somodevi La tienda de Apple en Towson (Maryland) donde los trabajador­es se han sindicado por primera vez

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