Entre el horror y la esperanza
● Supervivientes de la tragedia de Melilla cuentan con pavor la violencia sufrida ● “Me siento feliz, pero con una tristeza que no me puedo quitar”, dice un migrante ● Marruecos prepara fosas en Nador para enterrar a los fallecidos en el salto
tidos en dos carpas con literas de campaña que el anterior responsable del CETI, Carlos Montero, ya mandó instalar en los momentos de saturación, con censos que alcanzaron los 2.000 inquilinos.
El equipamiento es amplio y en las imágenes se aprecia que algunos de los jóvenes descansan profundamente dormidos en sus literas. Todos visten camisetas que estrenaron el viernes, rojas y azules. En la parte exterior, dos voluntarias sanitarias los atienden. A una se la escucha preguntar por la edad. Uno de los hombres se traslada en silla de ruedas y casi todos saludan a la cámara con signos de victoria y el ¡boza! que inventaron
“Tras un viaje lleno de sufrimiento y dolor, el sueño se ha cumplido. ¡Boza! Soy libre”, escribió Amir
los senegaleses y cameruneses como exclamación de victoria tras saltar la valla.
Cada joven tiene una historia. Uno explica como la Gendarmería le trasladó hasta en cuatro ocasiones hasta el desierto. Otro llevaba escondido un año en el Gurugú. Unos campamentos que en las últimas horas las fuerzas de seguridad marroquí han vuelto a limpiar, quemando enseres y obligando a los migrantes escondidos a alejarse de la veintena de kilómetros que los separan de la valla.
De cómo se organizaron los días previos a la noche de San Juan apenas dan detalles. Algunos ya han relatado a los voluntarios y trabajadores del centro que los días anteriores sufrieron batidas muy violentas por parte de los gendarmes con algunos intentos de aproximación a la frontera esa misma semana que fueron abortados con muchísima violencia. Hasta que se tomó la decisión de intentarlo con contundencia. Los que sobrevivieron no olvidarán nunca el horror sufrido. Para los que murieron ayer empezaron a escavarse fosas en el cementerio de Nador.c