La Vanguardia (1ª edición)

Vuelve Sánchez

El presidente envía el mensaje de que su Gobierno defiende a la clase media y trabajador­a frente a los poderes económicos. Y añade empatía con sus socios y recupera la carpeta catalana. Volver al país que nos merecemos. Este es Sánchez.

- Iván Redondo

Ni las derrotas ni las victorias son definitiva­s”. No podríamos estar más de acuerdo. Son palabras de José Saramago, recuperada­s por Pedro Sánchez en la última sesión de control del Congreso de los Diputados. El Nobel de Literatura portugués lanzó aquel titular en el año 2003 durante la gira de presentaci­ón de su nueva novela de entonces: El hombre duplicado. En un contexto de derrotas de la izquierda, Saramago apelaba a levantarse, a que los más mayores encontrara­n la manera de mantener despierta la conciencia cívica de los jóvenes (las abuelas y las nietas otra vez); y apuntaba también a la juventud como el mayor capital humano desperdici­ado por culpa del sistema, un sistema, como decíamos la semana pasada, que está hecho para otros y no para ellos.

El objeto de la obra del escritor luso era la búsqueda de la identidad, siempre un viaje imperfecto en el que la belleza es hija del error. En política a menudo es más fácil saber quién no eres que hacerte quien eres. Saramago nos contaba todo ello y mucho más a través de la historia de un protagonis­ta que quiere “volver a ser único”, porque un día descubre que en su ciudad vive un tipo exactament­e igual que él: un clon. Pura epifanía.

¿Sánchez contra Sánchez hoy en La Vanguardia? No, vuelve Sánchez: “Este es un Gobierno molesto para determinad­os poderes que tienen sus terminales políticas y mediáticas”. Mensaje político directo al hígado, bien a la izquierda, bien afinado. Para, a partir de ahí, desplazar progresiva­mente el centro a tu causa. Juzguen ustedes las respuestas: la clase media y trabajador­a frente a los poderes económicos, empatía con sus socios y recuperaci­ón de la carpeta Catalunya que es lo mismo que volver al universo España, esto es, al país que nos merecemos, diametralm­ente opuesto a esa nación restaurati­va del PP de Alberto Nuñez Feijóo. Este es Pedro Sánchez. No hay dos.

Claro que… el primero que rompe un muro siempre sale sangrando. Pero se puede volver a vencer. Ayuda para ello recordar los silencios, que siempre son lo más significat­ivo. Personas que te habían apoyado y de repente dejan de hacerlo, pero no te dicen nada. Algunos silencios resultan más elocuentes que muchos discursos. La política es construir, transforma­r y crear en equipo. A partir de ahí el espíritu de superación no entiende ni de razas, ni de edades, pero sí de momentos y de las causas que lo representa­n. Causas: la madre del presidente, después de haber trabajado durante muchos años como administra­tiva de la Seguridad Social, a los 40 decidió sacarse el acceso a la universida­d y luego la carrera de Derecho. Estudió

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