La OTAN se cita en Madrid
La cumbre que la asamblea general de la OTAN celebrará en Madrid los días 28, 29 y 30 tiene en su agenda temas clave para el futuro de esta alianza militar defensiva transatlántica y para la seguridad europea. Una cuarentena de jefes de Estado y de Gobierno se citan en la capital española coincidiendo con el 40.º aniversario de la adhesión de España a la Alianza Atlántica.
El eje principal de esta reunión será apoyar a Ucrania y demostrar a Rusia la firmeza y unidad de la OTAN. Irónicamente, ha sido la invasión rusa la que ha servido para despertar a la Alianza del estado de “muerte cerebral” en que Macron dijo en el 2019 que se hallaba. El expansionismo de Putin ha revitalizado y confirmado a la OTAN como el principal instrumento de defensa con que cuenta Europa ante ataques externos. La cumbre celebrará una sesión especial sobre la situación en Ucrania en la que participará, por videoconferencia, el presidente Zelenski, quien, al tiempo de recibir el respaldo de los líderes occidentales, reiterará su demanda de envío de más armas pesadas y sistemas defensivos.
Una derivada no prevista de la guerra ucraniana será la petición de ingreso en la organización de Finlandia y Suecia, países históricamente neutrales pero a los que el nuevo marco geopolítico les ha llevado a dar este paso de indudable trascendencia. Habrá que ver si es posible firmar la adhesión durante la cumbre, dada la postura obstruccionista de Turquía.
El punto fundamental será el debate y ratificación del nuevo concepto estratégico de la OTAN para el próximo decenio. Este documento repasa la situación geopolítica del momento y define el rumbo que seguirá la Alianza los próximos diez años, de ahí su enorme importancia. Deberá fijar cómo dar respuesta a las amenazas en materia de seguridad y defensa, que han cambiado desde el 24 de febrero y que obligarán a aumentar el número de tropas aliadas en el flanco este en el que será el mayor despliegue militar aliado desde la guerra fría. Pero la OTAN quiere mirar más allá de Rusia, que será catalogada como amenaza directa, y la nueva doctrina incluirá una “visión de 360º” para no perder de vista otros retos, desde el desafío geoestratégico que supone China hasta la ciberguerra.
Pero el Gobierno español también aspira a que el nuevo concepto estratégico que saldrá de Madrid incluya una mirada específica hacia el flanco sur y los peligros que de él pueden venir, como el uso de inmigraciones como arma política o el terrorismo yihadista. La Moncloa quiere que la OTAN, además de al este, mire al sur y en ello insiste Pedro Sánchez en una entrevista en La Vanguardia en la que advierte de las amenazas provenientes del Sahel, especialmente después de que Rusia haya reforzado su presencia en esa región con la empresa de mercenarios Wagner. El presidente del Gobierno es partidario de mantener la unidad y las sanciones hasta que el último soldado ruso haya abandonado Ucrania, destaca que Putin ha avivado una conciencia europea más sensible a la defensa y confía en llegar en unos años a un presupuesto de defensa del 2% del PIB. España espera que su papel de anfitrión le sirva para mostrar que es un socio sólido y comprometido con la OTAN, así como para proyectarse al exterior con una imagen de solvencia organizativa y fiabilidad.
Lanzar un mensaje fuerte de unidad y cohesión para seguir dando respuesta a Rusia, aprobar un nuevo concepto estratégico sólido y contundente ante los retos y amenazas del futuro y, si es posible, cerrar la adhesión de Finlandia y Suecia son los objetivos fundamentales de esta cita. Si el Gobierno español logra que el documento final recoja –como parece que será– los peligros del flanco sur, podrá decir que ha sido el anfitrión de una cumbre exitosa de gran complejidad que Sánchez espera que ayude a situar a España “en el lugar que merece en la escena internacional”.c
Firmeza ante Rusia, la doctrina estratégica y el ingreso de Finlandia y Suecia, ejes de la cumbre