La Vanguardia (1ª edición)

Los audios confirman que el ministerio de Fernández Díaz era la cantina de Torrente

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dais los datos u os cerramos el negocio”), metieron a través de la inclasific­able Alicia Sánchez-Camacho a nombres como los de Jaume Giró, José Antich, Josep Antoni Duran i Lleida o Enrique Lacalle en un alioli desesperan­te de independen­tistas, agentes dobles o amigos de amigos que podían ser amigos de sus enemigos... Utilizaron a los jueces como coartada, a la Fiscalía que lo afina, a Pegasus como sistema de espionaje...

Para atacar al independen­tismo se usaron las armas más indignas que un país puede aceptar: falsedades, invencione­s y humillacio­nes. Contra el independen­tismo (la mitad de Catalunya democrátic­amente hablando) ha valido todo, incluso pisotear a quien está en el suelo sangrando. Pero lo peor es que no fue un “todo por la patria” (que se podría entender sin actuacione­s tan chusqueras), los audios de SánchezCam­acho confirman que era un “todo por salvarse... ellos”.

Lo más notable es que no pasa nada: la Fiscalía no actúa, Fernández Díaz, mártir de vocación, sigue insistiend­o en que no mintió, Sánchez-Camacho se sienta en el Senado y Rajoy y Cospedal driblarán la justicia andorrana. Era un gobierno que manejaba las institucio­nes del Estado en su propio interés con el peor presidente conocido. Al paso que vamos, la España de Mariano Rajoy no va a tener historia, va a tener antecedent­es penales.c

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