Déficits morales
No todos somos Antón Chéjov, a quien por cierto la invasión de Ucrania por parte de Rusia está haciendo que desaparezca injustamente del callejero de muchas ciudades de aquel país. Vladimir Nabokov escribió de Chéjov que era capaz de amar a las personas más remotas casi por encima de las propias: “La suerte de un negro en un país lejano, de un culi chino, de un obrero de los Urales, le causa sufrimientos morales más intensos que las desventuras de su vecino o las tribulaciones de su mujer”.
He pensado en el autor de Tío Vania viendo las imágenes del asalto del pasado fin de semana a la valla de Melilla a través del paso fronterizo marroquí de Nador, donde murieron 23 migrantes, cifra que las oenegés en la zona elevan a 37. Cerca de dos mil personas intentaron acceder a España, lo que fue impedido por la
Contrasta la solidaridad hacia los migrantes ucranianos con lo sucedido en Nador
policía marroquí, que actuó sin contemplaciones. La mayoría de los que intentaron el salto eran sudaneses.
Las fotografías de la tragedia a las puertas de Melilla resultan terribles y han dado la vuelta al mundo. Contrasta la solidaridad europea con los ucranianos que huyen de la guerra y el distanciamiento de estas mismas autoridades de la UE con lo sucedido en Nador. Todos son migrantes y huyen de situaciones límite, pero parecería que sentimos a unos más próximos que a otros. Pedro Sánchez no utilizó la expresión más acertada cuando habló de un asalto violento bien resuelto por los cuerpos de seguridad. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, cerró filas con España por la tragedia, justificando la actuación de las policías por tratarse de una situación excepcional.
La UE tiene entre sus objetivos contar con una política de inmigración global, con visión de futuro y basada en la solidaridad. Pero la verdad es que no sabe cómo hacerlo. La subcontratación de Turquía en la crisis de Siria, de Ruanda por parte de Gran Bretaña o de Marruecos por parte de España se da de bruces con los valores europeos. No digo que sea fácil, lo que no resulta es admisible. También lo advirtió Chéjov: “No seamos charlatanes y digamos con franqueza que en este mundo no se entiende nada. Solo los imbéciles y los charlatanes creen comprenderlo todo”.c