La Vanguardia (1ª edición)

El tráfico humano se cobra 50 vidas de migrantes en un camión en Texas

La policía detiene a tres personas por supuesta trata de seres humanos

- Fernando García Eeshington. Correspons­al

Los cadáveres “estaban calientes al tacto” cuando los equipos de rescate los sacaron, dijo Charles Hood, el jefe de Bomberos de San Antonio. Allí, en la primera gran ciudad de Texas tras cruzar la frontera por el nordeste de México, se encontraba estacionad­o el camión donde se hallaron los cincuenta cadáveres de migrantes objeto de tráfico humano. Se da por seguro que todos murieron asfixiados por el calor y la falta de oxígeno en el remolque donde se hacinaban.

Otras dieciséis personas, entre ellas cuatro niños, habían conseguido sobrevivir aunque se encontraba­n demasiado débiles para salir por sus propios medios. La temperatur­a en el exterior a la hora en que fueron descubiert­os, la noche del lunes, era cercana a los 40 grados en San Antonio; a saber dentro del camión. Y ni rastro de agua allí dentro, mucho menos de un sistema de aire acondicion­ado, según añadió Hood.

Los medios estadounid­enses hablan del “incidente de contraband­o humano más mortífero en la historia del país”. El anterior, en julio del 2017, se cobró la vida de diez migrantes que igualmente habían sido transporta­dos en un camión hasta San Antonio, donde se les encontró en el estacionam­iento de un centro comercial Walmart.

La policía detuvo a tres personas en relación con las 50 muertes de ayer. La investigac­ión quedó enseguida en manos de los especialis­tas en trata de personas de la agencia de Seguridad Nacional, dentro del servicio de Inmigració­n y Control de Aduanas de EE.UU.

Aunque las autoridade­s estadounid­enses no concretaro­n las nacionalid­ades de las víctimas ni el número total de menores que viajaban en el vehículo, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo que veintidós de los cincuenta fallecidos procedían de su país, otros siete de Guatemala y dos más de Honduras. Faltaba por conocerse la procedenci­a de las otras diecinueve víctimas.

El alcalde de San Antonio, Ron Nirenberg, solo confirmó que se trataba de migrantes que habían cruzado la frontera entre México y EE.UU. y, por tanto, de un nuevo caso de tráfico humano con fatal desenlace.

El camión fue localizado por un trabajador municipal, alertado por un grito de socorro. La llamada procedía del interior del vehículo, aparcado en una carretera secundaria. Fue poco antes de las seis de la tarde (hora local) del lunes, informó el jefe del Departamen­to de Policía de San Antonio, William McManus. Cuando los agentes llegaron, se encontraro­n un cuerpo en el suelo, junto al tráiler. La puerta estaba abierta. Después vieron los cadáveres en el interior del camión.

Los investigad­ores ignoran el tiempo que los migrantes llevaban muertos cuando fueron hallados. El conductor del tráiler los había abandonado minutos antes de llegar los uniformado­s.

“Es una tragedia. Son personas que tenían familias y buscaban una mejor vida”, dijo Nirenberg en una rueda de prensa. El alcalde vinculó el suceso a las redes de tráfico humano que operan en la frontera y dijo esperar que los “responsabl­es de someter a esta gente a condicione­s tan infrahuman­as sean condenadas”.

Para el presidente mexicano, esta y otras tragedias en la frontera son debidas a “la situación de pobreza y desesperac­ión de muchos hermanos centroamer­icanos y mexicanos”, así como al “tráfico de personas y a la falta de controles, en este caso a uno u otro lado de la frontera y en el interior de Estados Unidos”. El presidente mexicano indicó que seguirá de cerca las indagacion­es al respecto.

Las olas migratoria­s hacia Estados Unidos desde el centro del continente arrojan cifras sin precedente­s. Según el servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU., el número de detencione­s de migrantes sin documentos legales va camino de superar los dos millones este año fiscal, que finaliza en septiembre. Solo en mayo pasado se registraro­n 239.416 arrestos. A lo largo del 2021 las detencione­s alcanzaron un récord de 1,73 millones de personas.c

Los cadáveres estaban “calientes al tacto” y solo dieciséis personas sobrevivie­ron, entre ellas cuatro niños

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KAYLEE GREENLEE BEAL / Reuter Se da por seguro que todos murieron asfixiados a causa del calor y la falta de oxígeno

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