El ministerio prepara el reinicio del nudo del Llobregat, proyectado hace 30 años
La entrada en juego de los fondos europeos ha hecho cambiar los planes. De haber seguido la idea inicial no se podría aprovechar la línea estatal de infraestructuras en la que se han encajado las obras, de manera que se ha optado por mantener la titularidad en manos del Ministerio hasta que finalice la construcción del carril bus y a partir de entonces se traspasará la competencia, aunque es ya el gobierno catalán quien saca a concurso público los trabajos. Este cambio en el procedimiento podía haber hecho embarrancar el inicio de las obras si hubiese quedado en manos de las disputas políticas que engarrotan la actividad cotidiana del Govern. Más aún siendo en materia de infraestructuras, pero ha acabado saliendo adelante gracias al tesón del secretario general de Territori, Ricard Font, y el secretario general de Infraestructuras del Ministerio, Xavier Flores, que precisamente fue uno de los ideólogos de esta obra cuando trabajaba para la administración catalana.
Una de las entidades que más celebró la salida a concurso de las obras fue la asociación por la promoción del transporte público (PTP). Hace 15 años llevaron a cabo una vistosa acción en la misma autopista con tres autobuses puestos al lado de medio centenar de coches para hacer evidente la eficiencia de este tipo de infraestructuras. La patronal del transporte de viajeros por carretera, Fecav, también se mostró entusiasmada por el paso adelante que puede suponer para todos los viajeros de las líneas que entran por la B-23.
Si el carril bus de la B-23 es una obra que lleva veinte años rondando, aún es peor el caso de la conexión de la autovía A-2 con la C-32 en Sant Boi. El nudo del Llobregat debía haberse construido a la par que el de la Trinitat, en una Barcelona aún preolímpica, pero treinta años después aún sigue a medio construir. Las obras se paralizaron por la crisis económica de hace una década y cuando se fueron a retomar en el 2016 se encontraron con que no cumplían la normativa vigente en materia de seguridad vial.
Después de un largo calvario burocrático, el Ministerio de Transportes aprobó ayer el expediente de información pública y el nuevo proyecto de trazado, que se integra mejor con el plan urbanístico de la C-245 que ya se está ejecutando y que incluye la mejora de siete nudos viarios entre Cornellà y Sant Boi, así como un carril bici para unir de un modo sostenible estas dos ciudades separadas por el río Llobregat y por un tráfico infernal. Con todo, para desgracia de los miles de conductores de Sant Boi y ciudades cercanas que se ven atrapados cada día en un peligroso trazado provisional, esto no quiere decir todavía que se vayan a reiniciar los trabajos mañana mismo. Se trata de un paso más para continuar con la redacción del proyecto de construcción, que una vez finalizado, entonces sí, permitirá iniciar las obras con un presupuesto que asciende a 45 millones de euros.c