Una discreta y joven republicana puede hundir a Trump con su relato bomba
Hutchinson detalló cómo el aún presidente quiso liderar la turba violenta del 6-E
Cassidy Hutchinson estaba muy cerca de Donald Trump pero casi nadie la veía. Ella se sentaba a escuchar y tomar notas y, como correspondía a su cargo de asesora del jefe de gabinete del presidente, Marc Meadows en su caso, apenas abría la boca en las muchas e importantes reuniones de alto nivel a las que le tocaba asistir.
Observadora, joven y sin duda valiente, es decir, con todo el futuro por delante, la titulada en Ciencias Políticas de 26 años, licenciada hace solo tres en la Universidad Christopher Newport de Virginia, es el testigo de cargo perfecto; tal vez la nueva John Dean de la política estadounidense, apuntan algunos en Washington en alusión al exconsejero presidencial que acusó a Richard Nixon de la máxima responsabilidad en el escándalo Watergate.
De momento, los relatos que Hutchinson brindó ante el comité investigador del asalto al Capitolio sobre cómo Trump peleó con su jefe de seguridad y se abalanzó sobre el volante de la limusina para ir al Capitolio y sumarse a una turba que sabía que iba armada, o de cómo un día estrelló el plato del almuerzo contra la pared y la dejó perdida de ketchup porque el fiscal general Bill Barr había rechazado su acusación de “fraude” en las presidenciales constituyen el testimonio más importante vertido hasta ahora en relación con la intentona golpista del 6-E; y tal vez, según muchos expertos, el empujón definitivo hacia una imputación del exmandatario, por parte del fiscal general Merick Garland, por delitos penales federales tan graves como conspiración para la sedición, obstrucción del trabajo del Congreso o conspiración para defraudar a EE.UU.
El analista jurídico y exfiscal federal Daniel Goldman, que ejerció de abogado principal durante