Los helados Ben & Jerry’s seguirán en los asentamientos israelíes
el primer impeachment o político a Trump, afirmaba ayer que el testimonio de Hutchinson cambió radicalmente sus expectativas sobre un posible enjuiciamiento del exmandatario. “Hasta ahora, no habíamos visto pruebas de que
Trump supiera de la violencia” que podía desencadenarse en el 6-E, dijo a The New York Times. “Pero la declaración de la exasesora dejó muy claro que él no solo era completamente consciente de aquella amenaza sino que quería que personas armadas marcharan hacia el Capitolio e incluso que estaba dispuesto a guiarlos”.
Goldman es demócrata y ahora se postula como candidato al Congreso, de modo que su visión puede considerarse politizada. Pero resulta que su diagnóstico viene a coincidir con el que dos jueces federales, Amit Mehta y David Carter, formularon meses atrás en sendas causas civiles vinculadas al 6-E. Metha consideró que se podía responsabilizar a Trump por haber instigado a los insurrectos que agredieron a los agentes de policía durante el ataque al Capitolio. Y Carter juzgó “probable” que el expresidente cometiera al menos un delito federal mediante la “obstrucción corrupta de la sesión conjunta del Congreso el 6 de enero del 2021”.
Cassidy Hutchinson no es una experta jurista ni es demócrata. Es una profesional de la política y es republicana, según la presentó su correligionaria Liz Cheney –la vicepresidenta del comité sobre el asalto al Capitolio– antes de su explosivo testimonio del martes.
Trump atribuyó la espectacular declaración de la exasesora a un ansia de “venganza” tras haberse negado él, “personalmente”, a incorporarla a la plantilla de ayudantes que le asisten en su cuartel general de campaña política y recaudación de fondos en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida. El dirigente añadió, sin embargo, pese a esa decisión personal, que “apenas conoce” a Hutchinson.
En el círculo próximo al líder republicano sí que conocían bien a la testigo: primero como pasante de los congresistas Ted Cruz y Steve Scalise, y, de marzo del 2020 al fin de mandato de Trump en enero del 2021, como la “sombra de Meadows”. Hoy, en junio del 2022, Hutchinson empieza a ser conocida en todo el mundo.c
La marca de helados estadounidense Ben & Jerry’s –propiedad de la multinacional Unilever–, que el año pasado anunció que dejaría de vender sus productos en los asentamientos israelíes de Palestina, cedió ayer sus derechos comerciales en Israel a Avi Zinger, titular de la licencia en ese país, allanando el camino para la reanudación de sus ventas en estos territorios. Ben & Jerry’s paralizó sus operaciones porque no eran “compatibles” con sus “valores”, lo que fue bien recibido por los palestinos y rechazado por los israelíes.
No obstante, Avi Zinger contravino las directrices de la empresa matriz y había seguido distribuyendo sus helados, producidos en su fábrica de Tel Aviv.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, que lidera una ofensiva contra la campaña de boicot al Estado judío, celebró el anuncio, “que garantiza no solo que la fábrica de Ben & Jerry’s estará protegida, sino que sus numerosos empleados, así como sus clientes, judíos y musulmanes, israelíes y palestinos, no serán el objetivo de una campaña para desacreditar a Israel”.
“El antisemitismo no nos derrotará ni siquiera cuando se trata de helados”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores, Yair Lapid.
Fundada en 1978, Ben & Jerry’s es una empresa conocida por sus compromisos progresistas, desde la protección del medio ambiente hasta el respeto de los derechos humanos o el tema de la desigualdad.c
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