El BCE debate aún a qué velocidad subirá los tipos de interés del euro
Lagarde reconoce que la época de baja inflación se ha ido para no volver
una inflación que no cesa de empobrecerles. “La inflación es un problema internacional que se ha acelerado exponencialmente como consecuencia de la guerra, que lamentablemente no podemos parar”, aseguró ayer Nadia Calviño, vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital.
En buena medida, es así. Pero, también ayer, Alemania –mucho más dependiente del gas ruso que los países del sur– reportó una inflación interanual del 8,2% en junio, medio punto menos que en abril y dos puntos menos que España. A la vista de los datos, aquí existe un mayor descontrol en los precios. Y, aparentemente, seguirá siendo así, según los expertos, a la espera de la acción del Banco Central Europeo (BCE).
“La subida de tipos ayudará en un tiempo relativamente corto, pero los subsidios del Gobierno empeorarán la situación porque retrasarán la bajada de la demanda”, apunta el analista Juan Ignacio Crespo. Este matemático, asesor de fondos en
Renta 4, cree que los combustibles seguirán haciendo daño y que también pasará factura la depreciación del euro. Ayer rondaba los 1,04 dólares y esto implica, indirectamente, más inflación por las importaciones de bienes que se pagan con el billete verde.
Roberto Scholtes, director de estrategia de UBS en España, augura que la inflación seguirá por encima del 10% hasta septiembre, por lo menos. Luego, llegará la caída. “En UBS seguimos previendo que la interanual volverá a rondar el 2% en el segundo semestre del 2023”, dice Scholtes. ¿No importa lo que haga el BCE, entonces? No demasiado: “Solo pueden lanzar un mensaje de determinación en la lucha contra la inflación para que se moderen las alzas salariales y dejar de echar leña al fuego”. El economista José Carlos Díez avisa de que “si la guerra en Ucrania y el recorte de gas ruso continúan, lo peor de la inflación llegaría en el invierno”. Las subidas de tipos parecen ineficaces y, si se aceleran, pueden provocar una crisis financiera, añade Díez.c
El Banco Central Europeo (BCE) esperará hasta conocer los últimos datos económicos de la eurozona antes de decidir cómo será la senda de subidas de tipos de interés. Así se manifestó ayer su presidenta, Christine Lagarde, en el Forum anual que el BCE celebra en la localidad portuguesa de Sintra: “se trata de esperar a julio, cuando estarán disponibles los datos del conjunto de la eurozona, dependemos de esta información”.
De hecho, ayer mismo, el BCE tenía sobre la mesa dos datos relativamente contradictorios sobre la evolución de la inflación en este mes de junio, el gran asunto ahora para los banqueros centrales y la política monetaria. Por un lado, el de España, que volvió a dar un respingo, hasta el 10,2%, un empujoncito para que los halcones, los partidarios de fuertes subidas de tipos, refuercen su argumento. Sin embargo, pocas horas después, el dato de Alemania, la primera economía de la eurozona, presionó en sentido contrario, 8,2%, cinco décimas menos que el mes anterior y muy por debajo de lo que se esperaba.
En principio, Lagarde mantuvo ayer que su propósito es subir los tipos 0,25 puntos en la reunión del 21 de julio, aunque otros miembros del consejo quieren que sea de 0,50. El debate, en cualquier caso, está sobre la mesa. Lagarde pronunció sus palabras defendiendo su política de ataque gradual y cauteloso de combate de la inflación, pensando en el peligro de la recesión en la eurozona, durante un debate en el que participaron el presidente de la
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Manel Pérez