Peralada asiste al cruce de caminos entre bailarines europeos y rusos
El Ballet de Munich, que abre el festival, ha sustituido a Zelenski por Hilaire
Como en un intercambio de los que tenían lugar en plena guerra fría, el Ballet de Munich, la compañía que el 8 y el 9 de julio inaugura el Festival de Perelada, se ha encontrado esta primavera en la tesitura de sustituir a su director, el ruso Ígor Zelenski, por otro europeo.
La exestrella del Mariinski y protegido de Putin dejó la dirección de la compañía bávara nada más estallar la guerra en Ucrania. Y desde entonces en Alemania no han vuelto a saber nada de él.
Al mismo tiempo, el ex-étoile de la Opera de Paris, Laurent Hilaire, que en el 2017 había ocupado el puesto que dejó el mismo Zelenski al frente del Ballet Stanislavski de Moscú, abandonó Rusia sin dudarlo, protagonizando titulares en prensa internacional.
“Me fui por razones políticas. Como ciudadano, y por los valores de democracia y libertad de expresión, estaba en un puesto en el que hiciera lo que hiciera sería político, porque en la cultura todo es simbólico también. Y teatros como el Mariinski, el Bolshói o el mismo Stanislavski son de Estado”, explica Hilaire a su llegada a Barcelona.
El que fuera aupado por Rudolf Nuréyev, hace décadas, corría libre ahora por Europa. Por lo que la compañía bávara, la Bayerisches Staatballett (que se fundó en 1990 como departamento independiente de la Bayerische Staatsoper), no dudó en llamarle para ocupar el lugar de Zelenski.
A sus 69 años, Hilaire asume el reto de entusiasmar a una compañía de entre 65 y 70 bailarines de veinte nacionalidades. En Peralada aterrizarán 60 para dos programas que van del neoclásico de Balanchine a la coreógrafa de moda, la israelí Sharon Eyal. Esta es su primer salida tras la pandemia y “la compañía está muy ilusionada”, dice.
La agilidad que ha demostrado el Festival de Peralada al llenar el hueco del cancelado Ballet del Mariinski con la propuesta bávara solo es comparable a la que ha tenido el propio Hilaire en encontrar fechas, encajar ensayos y aplicar cambios en el repertorio, a fin de ofrecer un abanico representativo de la excelencia de la troupe.
Esta es una formación que ha cultivado obras de incunables como John Cranko, Mats Ek, Jiri Kylián o John Neumeier, al tiempo que introducía coreógrafos como Wayne McGregor, David Dowson, la citada Eyal o Liam Scarlett. Los tres últimos bailarán justamente obras en Peralada.
El primer día, el programa Caminos y horizontes lo forman Capriccio para piano y orquesta (de las Joyas de Balanchine) con música de Stravinsky, seguido de With a Chance of Rain, un expansivo ballet de Scarlett que trata de la relación existente entre la música y la danza a través de los preludios para piano de Rajmáninov. Cierra Bedroom Folk, la misma pieza de Eyal con la que ha inaugurado el Grec en Barcelona.
El segundo programa, Colores vibrantes, reune Affairs of the heart de Dawson y la muy celebrada Cuadros de una exposición, con la que el ruso Alexéi Ratmanski se inspira en la obra de Kandinski sobre la propia música de Músorgski. Y en el colofón, de nuevo con Capriccio... de Balanchine.c
El Departament d’Educació de la Generalitat mantiene su propensión al estrépito, que tantas alegrías proporciona a los vecinos de la Vía Augusta. Ahora ha soliviantado a parte de la llamada “comunidad educativa” con unos vídeos que publicitan la decisión de empezar el curso escolar una semana antes de lo habitual. Con la música de fondo de un réquiem y la cadencia de una voz en off digna del Teatre Nacional de Catalunya, el anuncio proclama: ¡“Qué emoción cuando vuelves a ver a la persona que te gusta después de todo el verano! ¡Y qué bueno poder hacerlo antes!”. La emoción de volver a la escuela tras las vacaciones tiene una épica propia, quizá porque equilibra la alternancia entre el ocio y la actividad siguiendo la máxima, sospechosamente atribuida a Shakespeare, según la cual “si nos pasáramos todo el año de vacaciones, divertirse resultaría tan extenuante como trabajar”.
Como alumno o padre de alumnos, recuerdo preparar los libros, convenientemente forrados con el diabólico aironfix de las burbujas malditas, y haber cruzado los dedos para que en el último momento no apareciera ningún virus intestinal o fiebre intempestiva que pospusieran el anhelado retorno al calendario de la rutina laborable. Los meses más conflictivos de esta expectativa fundacional se corresponden con la fase de la adolescencia en la que pasas de ser un niño con primeras manifestaciones de acné y alteraciones de
La marcha de Laurent Hilaire del Ballet Stanislavski de Moscú ocupó titulares de la prensa internacional
La emoción de volver a la escuela después de las vacaciones tiene una épica propia
la voz a convertirte en un grandullón de piernas licantrópicamente peludas, la cara llena de granos y la voz de Carmen de Mairena. ¿Tienes ganas de volver a ver a la persona que te gusta? Sí y no. Sobre todo cuando la persona que te gusta (y que los últimos días del curso anterior te había regalado una sonrisa de simpatía remotamente prometedora) ha conocido a un italiano motorizado y zumbón con el que ha compartido un curso intensivo de intercambio de descubrimientos anatómicos que te convierte en el pringado que nunca le gustará a la persona que te gusta.
Eso por no hablar de los que acabaron el curso anterior perseguidos por los macarras del patio, impunes mafiosos y líderes de cobardes gregarios, que no perdían ninguna oportunidad de insultarlos, acosarlos, humillarlos, chantajearlos y agredirlos para justificar las estadísticas sobre bullying escolar. A estos, cada vez que piensan en empezar e nuevo curso, les tiembla la voz, se les ensombrece la mirada y probablemente pasan tres o cuatro noches sin dormir. ¿El vídeo los interpela? Sí, pero por el lado del réquiem. Y también por el pánico a reencontrarse con las personas que no solamente no les gustan sino que les hacen soñar en un mundo y una sociedad en los que el darwinismo y la ley de la selva no sean asignaturas encubiertas y cruelmente curriculares.