El PP mantiene la incógnita de su candidato en Barcelona
Descartada la repetición de Bou, Génova asegura que ya tiene un nombre, pero no lo desvela
“No hay mirlos blancos”, aseguran en la ejecutiva del PP catalán, por lo que, descartada la opción de que Josep Bou repita como candidato, el partido mirará en su banquillo para decidir quién será en mayo del 2023 el aspirante a la alcaldía de Barcelona, donde los populares se juegan sus posibilidades de victoria en las elecciones generales de finales del mismo año. Sin remontar en Catalunya, el gallego Alberto Núñez Feijóo no llegará a la Moncloa.
Bajo el hermetismo impuesto desde Génova, que tiene la última palabra en las capitales de provincia, varios son los nombres que circulan, pero ninguno de ellos tiene el respaldo expreso del comité autonómico, que después de la filtración de que Daniel Sirera sería el investido, información que se desmintió
Dolors Montserrat, Daniel Sirera, Lorena Roldán y Fernando Sánchez Costa son los posibles alcaldables
tras hacerse pública, anda con pies de plomo.
Y si Sirera quiere seguir como jefe de gabinete del valenciano Carlos Mazón, que aspira a desbancar a Ximo Puig de la presidencia de la Generalitat, Dolors Montserrat, el otro peso pesado del PP catalán que se ha barajado para asegurar la entrada en el Ayuntamiento, se siente muy cómoda en su papel de portavoz en el Parlamento Europeo.
Si Dolors Montserrat, un perfil que podría conectar con el “catalanismo constitucionalista” que la nueva dirección nacional del PP quiere fomentar para dejar de ser residual en una comunidad que elige 45 diputados al Congreso, se resiste a abandonar Bruselas, Fernando Sánchez Costa se plantea como un posible revulsivo.
Después de presidir Societat Civil Catalana (SCC) durante casi tres años, hasta el pasado abril, Sánchez Costa se ha vuelto a afiliar al PP, partido en el que fue diputado en el Parlament del 2012 al 2017. Historiador especialista en la República, se recuerda su buen papel como orador desde la tribuna de la Cámara catalana y en SCC destacó por su talante conciliador y su capacidad de lograr acuerdos transversales entre partidos y entidades del constitucionalismo.
Sin embargo, juega en su contra su repentino retorno a las filas populares, ya que en la calle Urgell, la sede del partido en Barcelona, son ahora muy reacios a las aventuras con recién