LA CRÓNICA
Las aguas vuelven a su cauce entre los socios del Govern. Tras la escalada verbal en la que parecía que las diferencias entre Junts y ERC por la cuestión nacional eran irreconciliables, los posconvergentes han empezado a desandar el camino que iniciaron después de la ejecutiva de primeros de septiembre, donde se planteó como una posibilidad “real” salir del Ejecutivo.
El debate de política general del martes ha dejado de ser la fecha límite para “regresar al camino de la independencia” tal y como se exigía a ERC en la auditoria interna. Así lo expresaron esta semana el secretario general de Junts, Jordi Turull, y la presidenta de la formación, Laura Borràs, que ahora se dan un tiempo para acabar de ver el encaje de su formación dentro del Govern.
Los posconvergentes esperan que en el debate de política general el president Pere Aragonès lance alguna promesa vinculada a la autodeterminación y poder pactar una propuesta de resolución sobre la cuestión nacional. Un gesto que permitiría congelar su salida del Govern y postergar una consulta entre las bases que aún no tiene calendario.
La posibilidad de ruptura con ERC sigue ahí –son muchas las voces dentro de Junts que así lo desean–, pero esta se dejaría en cuarentena hasta finales de año. Será entonces cuando los posconvergentes analicen los resultados de una mesa de diálogo entre el Gobierno central y ERC que se ha convertido en una de las principales divergencias con Esquerra.
El calendario electoral del 2023 complica la posibilidad de avanzar en la desjudicialización del procés a lo largo del año que viene, y de eso son conscientes tanto los posconvergentes como los republicanos. De hecho, así lo ha expresado la propia secretaria general de ERC, Marta Rovira, quien hace unos días consideró que este otoño era clave para conseguir avances en este marco de diálogo.
Hasta final de año en Junts están decididos a mantener dentro del Govern una estrategia de confrontación con Esquerra. Una senda que han iniciado este mismo septiembre y en la que los posconvergentes están cómodos.
Dentro el Govern, Junts está desdibujado. Tienen un modelo de país diferente del de ERC , y esto provoca choques continuos. Por eso, están decididos a mantener un perfil propio, independiente de su socio, y harán sus propias políticas sin esperar un acuerdo con ERC. Consideran que los republicanos actúan con prepotencia, aunque solo les separe un diputado en el Parlament. “Nadie en Educació nos pidió