Madrid, paraíso de los ricos

Madrid es cada vez más grande y más rica. No solo es la comunidad autónoma con la mayor economía sino que, en la actualidad, concentra ya el 65% de las grandes fortunas del país. El acelerón, en este último caso, lo ha dado desde que en el 2010 suprimió el impuesto de patrimonio. En esos doce años, el número de grandes contribuyentes procedentes de otras comunidades ha aumentado en más de 6.000. La propia presidenta Isabel Ayuso ha definido su comunidad autónoma como un paraíso. No añadió la palabra fiscal a continuación, pero no hizo falta. La comunidad no solo bonifica el 100% del impuesto de patrimonio, sino la práctica totalidad del de sucesiones y mantiene el tramo autonómico del IRPF más bajo de España. Eso puede llegar a suponer una rebaja de presión fiscal de hasta un 50% con respecto a otras autonomías, como sucede con Catalunya. Estos nuevos datos confirman, una vez más, que la comunidad madrileña crece a base de ejercer como aspiradora de la riqueza del resto de las autonomías. No lo hace por una dinámica económica propia, que también, sino principalmente por su desleal política fiscal. Las grandes fortunas constituyen un ejemplo determinante. Pero lo mismo sucede con las sedes de empresas y corporaciones, que se suman a la concentración de las grandes instituciones y organismos del Estado. Hablamos de competencia fiscal desleal, o de dumping fiscal, porque la comunidad madrileña puede bajar impuestos, a diferencia de las otras comunidades, porque se beneficia de los ingresos extraordinarios derivados del llamado efecto capitalidad.

Es evidente que hay que reequilibrar el reparto de la riqueza y del crecimiento económico en el conjunto del Estado. No es bueno para nadie, ni incluso para la propia Madrid, que la capital se convierta en el gran núcleo de riqueza y crecimiento del país en detrimento del resto del territorio. Es cierto que eso no es cosa de un día sino que responde a una estrategia planificada históricamente –y acelerada bajo los mandatos de los gobiernos de José María Aznar– para convertir a Madrid en el centro de una España radial, en la que convergen todas las vías y medios de comunicación, mientras se mantiene el aislamiento entre las demás autonomías y se asfixia el desarrollo del eje mediterráneo, que por sí mismo es el de mayor crecimiento potencial de toda Europa. El presidente Sánchez intentó romper dicha tendencia, pero sin la voluntad política suficiente. Es urgente, pues, adoptar medidas fiscales, políticas y administrativas para reequilibrar –frente al creciente poder de Madrid– el Estado de las autonomías, relegadas a meras gestoras de servicios infrafinanciados.c

Es necesario reequilibrar el Estado de las autonomías frente al poder de la capital