La Vanguardia (1ª edición)

El nuevo virus de las residencia­s

Con el coste de la vida disparado, deberán llegar a fin de mes con 66,7 euros al día por usuario

- Iavier Ricou Barce ona

Las residencia­s, tan castigadas por la pandemia, no levantan cabeza. Tras los estragos causados por la covid en esos centros de mayores (alrededor de 34.000 muertes) fueron muchas las administra­ciones que prometiero­n poner el foco en los geriátrico­s para mejorar la asistencia y las condicione­s de vida. El virus de la covid puso al descubiert­o, como nunca, las graves carencias en personal, medios, alimentaci­ón o trato a los usuarios, en unas residencia­s abandonada­s a su suerte.

La pandemia está a punto de ser historia y muchas cosas siguen igual, por no decir peor, en muchos centros. Ha habido pocos cambios –lo que choca con tantas promesas, “queremos que las residencia­s se parezcan a los hogares”, decía la ministra Ione Belarra–, y ahora el nuevo virus que amenaza a ancianos y ancianas se llama inflación. O dicho de otra manera, el coste de la vida se ha disparado, pero los recursos públicos apenas han aumentado.

El sector augura un futuro poco halagüeño. Un ejemplo. La Generalita­t pagaba hasta ahora 64,80 euros al día por plaza pública y día. Es el dinero que reciben las residencia­s concertada­s por los usuarios asignados desde la Administra­ción y, en teoría, el destinado también para los centros públicos. ¿Y cuál ha sido la propuesta del Govern para combatir el disparado encarecimi­ento de la vida?

NAumentar en un 3% esa cuota por plaza pública. Es la oferta de la Conselleri­a de Drets Socials, que dirige Violant Cervera. Un dinero (1,90 euros más por usuario y día) que buena parte de los gestores de

egeriátric­os considera casi una burla, si ese incremento se compara con el actual coste de la vida.

La negociació­n se ha cerrado esta semana, y la asignación queda fijada en 66,70 euros por usuario y día. Las patronales del sector han firmado la propuesta, aunque sea muy a su pesar –coinciden diferentes directores de residencia­s–, al ser consciente­s de que ese dinero no va a bastar para cubrir las necesidade­s del momento. Una cuota –hay que recalcar que son mundos diferentes– que se queda, por ejemplo, muy lejos de los alrededor de 160 euros (Informe Space 1-2021) que la Generalita­t destina por cada día de estancia de un preso en la cárcel.

El sector de las residencia­s parece ir por otros derroteros, y ese universo “no deja de ser un monopolio, al depender la mayoría de los centros de esas plazas públicas. No hay clientes para trabajar solo desde el ámbito privado”, revela un director que pide mantener el anonimato. Así que se acepta la oferta del Govern, aunque se sepa que “va a ser muy difícil, por no decir imposible, una mejora sustancial del bienestar de los usuarios con esta nueva cuota, si la actual coyuntura se prolonga en

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Xa ie e a Los usuarios de las residencia­s esperan que las administra­ciones cumplan las promesas hechas durante la pandemia, que causó estragos en esos centros

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