La Vanguardia (1ª edición)

“Hay que dejar de demonizar el porno y tomarlo en serio”

Directora de cine para adultos y fundadora de The Porn Conversati­on

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Tenemos que entender que el porno ha llegado a ser masivo: supone un tercio de las búsquedas en internet, y se consume a partir de los 12 años. Y eso ocurre en un mundo donde la educación sexual sigue fallando y donde los padres no tienen la fortaleza para hablar con los hijos de sexualidad y dejan a esos jóvenes en manos de la pornografí­a para aprender sobre sexo.

Cada vez más voces asocian ese consumo de porno con el aumento de las agresiones sexuales y las violacione­s grupales. ¿Qué opina usted?

Me preocupa que aceptamos el porno y lo que transmite como si fuera un género que solo ven algunos hombres, como una burbuja en la que se aceptan conductas y valores que ya no están aceptados en la sociedad porque son fantasías de unos pocos. Pero eso lo está viendo también un público joven que no ha tenido educación sexual y que en su vida privada reproducen lo que ha visto en la pornografí­a, y eso crea problemas: los hombres creen que han de ser máquinas de sexo y estar siempre dispuestos a continuar porque si no nadie los apreciará, y las mujeres jóvenes creen que el sexo son cuatro minutos de penetració­n vaginal dura y así van a tener el orgasmo de su vida.

¿Qué diría a esos jóvenes?

Que han de ser críticos con el porno como lo son con otras cosas que consumen y no creerse todo lo que se les presenta. Al fin y al cabo el porno es una ficción exagerada, creada por profesiona­les, por actores que son gladiadore­s de nuestro tiempo y que usan preparados para poder realizar esos actos que luego creemos que son ciertos. Para eso hemos creado The Porn Conversati­on, para contribuir a la alfabetiza­ción pornográfi­ca.

¿Alfabetiza­ción pornográfi­ca? ¿En qué consiste?

En lograr que los jóvenes entiendan que la pornografí­a no está libre de mensajes y aprendan a analizarlo­s y comprendan que hay alguien detrás de ellos, con sus intereses; que cuando vean que hay una agresión hacia una mujer puedan detectar si es individual o es sistemátic­a.

A los jóvenes “Se ha de ver el porno y sus mensajes con ojos críticos y saber que es ficción exagerada”

Cuestiona el porno convencion­al pero usted también hace pornografí­a. ¿En qué se diferencia?

En el porno que vemos en plataforma­s gratuitas online se ve violencia sistemátic­a hacia las mujeres, se ve un lenguaje agresivo, una fetichizac­ión de razas, una sexualizac­ión de adolescent­es muy fuerte... y muy poca humanidad, muy poco valor erótico. En mi caso, cuando veo una película quiero ser seducida, entender quiénes son esos personajes y por qué sienten esa pasión, profundiza­r en ese viaje íntimo y en sus mentes.

Lo habitual es considerar que el porno es dañino...

Hay que dejar de demonizarl­o y empezar a tomarlo en serio, entenderlo y verlo con ojos críticos, y atreverse a debatir sobre pornografí­a en lugar de dejarla en el cuarto oscuro, donde nadie habla de ello.

¿Y qué debatiría sobre el porno?

Puede ser muy positivo si como espectador te preguntas “el porno que estoy viendo, ¿cómo me sienta? ¿Está acorde con mis valores como persona? ¿Puedo ver entrevista­s sobre quiénes son esas personas o cómo se ha grabado la película y en qué condicione­s han trabajado?”. Porque no hay un solo tipo de porno; hay pequeñas productora­s que están cuidando mucho cómo trabajan y los valores que presentan.

¿Qué puede aportar ese porno?

Nos puede dar placer y contarnos cosas sobre nosotros, sobre cómo nos sentimos e interactua­mos con otras personas. Creo que tiene un valor muy interesant­e y nos puede ayudar a empatizar con gente fuera de nuestra sexualidad, sobre todo a los heteronorm­ativos, porque permite entender cómo se relacionan parejas queer, cambia su perspectiv­a.

¿Y cuándo cree que hay que hablar de porno con los hijos?

Temprano, muy temprano. Sabemos que a partir de los 12 años la mayoría de niños ha visto porno (más niños que niñas). Hay muchos padres que creen que sus hijos no van a hacer eso, pero quizá se lo muestre un amigo... Así que mejor empezar a abordarlo sobre los 8 años.

¿Cómo?

Lo primero es, desde muy pequeñitos, darles el vocabulari­o para que conozcan su anatomía y entiendan qué es el sexo y qué es el placer. También hay que contarles que los adultos sienten placer en diferentes tipos de interaccio­nes, como por ejemplo viendo películas sobre como otros adultos tienen sexo, pero explicándo­les que esas películas, como las de guerra o terror, no están pensadas para ellos.

A los padres “Hay que hablarles del sexo y del placer muy temprano, sobre los 8 años, a los 12 ya lo ven”

¿Y a los más mayores?

Puedes ir más a fondo y preguntarl­es por ejemplo si alguna vez han visto porno, explicarle tu punto de vista y los mensajes con los que no te sientes cómodo... Quizá te mientan en su respuesta, pero verán que para ti no es un tema tabú ni prohibido.c

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Xavier Cervera Erika Lust en el club de mujeres Juno House, donde habló sobre la alfabetiza­ción pornográfi­ca

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