La Vanguardia (1ª edición)

Renovemos la devoción a la patrona de Barcelona

- Juan José Omella

ste fin de semana estamos de fiesta mayor. Nuestra querida ciudad de Barcelona celebra con profunda alegría la fiesta de su patrona, la Virgen de la Merced. Ella también es patrona de la archidióce­sis de Barcelona y de la Provincia Eclesiásti­ca de Barcelona.

La tradición dice que la Virgen María, la noche del 1 al 2 de agosto de 1218, se apareció al mercader Pedro Nolasco, al que pidió que creara una orden religiosa para rescatar a los cautivos cristianos secuestrad­os por musulmanes, alejados de su tierra y de su familia. Y así lo hizo, el 10 de agosto de ese año, frente al altar mayor de la antigua catedral de Barcelona, en presencia del rey Jaime I y del obispo Berenguer de Palou, fundó la Orden de la Merced. La misión misericord­iosa de esta orden es un regalo, una merced, un acto de benevolenc­ia, y por eso nuestra patrona y esta orden reciben el nombre de Merced.

La Orden de la Merced se instaló primero en un hospital cercano a la catedral y al palacio real, pero pronto les cedieron unos terrenos cerca del mar, para construir

Cardenal arzobispo de Barcelona un lugar donde vivir, un hospital para los rescatados que llegaban al puerto y una iglesia. Y en esta iglesia, situada en el mismo emplazamie­nto que ocupa la actual basílica de la Virgen de la Merced, colocaron una bella imagen, cuyo rostro recuerda mucho al de las mujeres barcelones­as que ayudaban en el trabajo de redención y recuperaci­ón de los cautivos que hacían los mercedario­s.

La imagen de la Virgen de la Merced, una talla del siglo XIV, se atribuye al escultor Pere Moragues. Este año es noticia porque en los últimos meses ha sido cuidadosam­ente restaurada. Ahora ya vuelve a ocupar su camarín en la basílica de Merced y estamos contentos de poder volver a visitarla, de confiarle nuestras angustias y necesidade­s. Ella como madre nos mira y nos acoge con un inmenso amor.

Doy las gracias a los impulsores de este proyecto de restauraci­ón y a todos los que han colaborado con sus donativos. La renovada imagen de santa María bajo la advocación de la Merced nos invita a renovar también nuestra devoción a la Virgen María, que lleva este título tan expresivo y tan vinculado a la historia de nuestra ciudad.

Deseo que la renovada imagen de nuestra patrona sea una oportunida­d para animarnos a realizarle una visita espiritual.

Que su restauraci­ón sea una oportunida­d para realizarle una visita espiritual

Acudamos con mayor frecuencia, sobre todo los sábados, día mariano por excelencia. Allí encontrare­mos la cariñosa acogida del párroco de la basílica y de los colaborado­res pastorales de la parroquia.

María nos hace siempre el gran don –la “merced”– de traernos a Cristo y de dirigirnos hacia Él. María siempre nos ayuda a depositar nuestra confianza en su Hijo. En las bodas de Caná, ella dijo a los servidores de aquella comida y aún nos dice a cada uno de nosotros: «Haced lo que él os diga» (Jn 2,5). Con razón se ha dicho que estas palabras son como el testamento de María. Renovar nuestra devoción a santa María nos hará ser más buenos hermanos y estar más atentos a los que sufren.

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