La Sala Gran “es la dificultad y también es el éxito”
recursos para resolverlo”. Belbel reflexiona: “Es una sala muy complicada, con una ideología por debajo, con una caja a la italiana y un anfiteatro griego. Pero tuvimos que aprender su tamaño y que resultara un éxito. Tiene unas particularidades técnicas terribles, pero que si lo miras a favor, allí se han vivido grandes noches”.
Belbel también da un apunte sobre la dramaturgia catalana contemporánea: “Es feo que se nos programe como cuota. Se nos tendría que programar porque interesamos. Y si consideran que no hay bastante nivel, ayudarnos a mejorarlo. Teatralmente, eso solo se puede hacer estrenándonos, no hay otra receta. Si no estreno la obra que no es lo bastante buena, no haré una mejor. Lo que funciona en la ciencia, ensayo-error, en nuestro caso, si tienes un error, se acabó. Ahora dirijo la nueva obra de Galceran, FitzRoy, el autor más representado en el mundo de todos los tiempos. Y nuestra puesta en escena en el teatro Borràs no será la primera, porque ya se ha estrenado en Bulgaria y en Alemania. No digo que tenga que ir al TNC, pero es una cuestión de dramaturgia nacional que a todo un Galceran le cueste estrenar aquí. Esteve Soler va por todo el mundo y le costó mucho estrenar aquí”.
Y sobre política cultural, Albertí
concluye: “Lo primero que tendría que pasar es que tuviéramos, porque no existe. La política cultural significa saber adónde quieres llegar, qué quieres jerarquizar, saber que no todo el mundo es igual, no es una política de repartidora, crear público, lectores, entusiasmos, realidades culturales. No dejarlo solo a la sociedad civil. Creo que nuestras instituciones no son conscientes, aunque están trabajando, no es un desierto”.c