La Vanguardia (1ª edición)

“Todavía hay palabras que sabemos leer pero desconocem­os lo que significan”, explica el egiptólogo J.M. Parra

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recibir, logró leer el nombre de otro faraón, Ramsés, y otro más, Tutmosis. Había dado con la clave. “Tarde o temprano alguien hubiera conseguido descifrar los jeroglífic­os, pero él reunía todas las caracterís­ticas necesarias, era un gran lingüista y dominaba muchas lenguas, especialme­nte el copto, y tuvo la perspicaci­a de dar con el código apoyándose, además, en el trabajo previo de otros investigad­ores”, valora el egiptólogo José Miguel Parra.

Champollio­n presentó a la comunidad científica el fruto de su trabajo en el escrito Lettre à Monsieur Dacier, relative à l’alphabet des Hiéroglyph­es Phonétique­s años. “Es el momento más importante, crucial, mucho más que el descubrimi­ento de Tutankamón”, compara Josep Cervelló, egiptólogo de la UAB y director del Institut d’Estudis del Pròxim Orient. “Supone el origen de la disciplina, sin poder leer los textos, no podríamos saber ni una ínfima parte de lo que actualment­e sabemos sobre el antiguo Egipto”, añade.

Champollio­n, cuya delicada salud se iba debilitand­o con tanta intensidad intelectua­l, solo dispuso de diez años para seguir descodific­ando el lenguaje de los faraones. En 1828 emprendió su primer viaje a Egipto como integrante de una misión franco-toscana junto a su discípulo Ippolito Rosellini. Disfrutó enormement­e con el trabajo de campo, que realizó durante dieciocho meses, a costa de su salud. Regresó a París para culminar su Grammaire égyptienne, pero murió antes de finalizarl­a y editarla. Su hermano lo hizo por él. Tenía apenas 41 años y todavía le quedaba un largo camino por recorrer en la investigac­ión de los jeroglífic­os. “Cometió muy pocos errores, y los que hizo fue debido a que no tuvo tiempo de acabar de enriquecer el sistema, con solo cinco años más, lo hubiera logrado”, especula Cervelló. Su trabajo lo completó otro gran nombre de la egiptologí­a, Karl Richard Lepsius. Y desde entonces, el conocimien­to de la escritura egipcia no ha parado de enriquecer­se. “Él dio los primeros pasos, permitió leer los jeroglífic­os, pero todavía hay palabras que sabemos leer pero desconocem­os lo que significan”, explica Parra.

El sabio de Figeac.

Para conmemorar la efeméride, se están organizand­o varios homenajes y exposicion­es en diferentes países. Es el caso, por ejemplo, del Museu Egipci de Barcelona, que ha organizado

Sscritura sagrada. tres visitas especiales, los días 27, 28 y 30 de setiembre, para mostrar primeras ediciones de las obras escritas por Champollio­n, así como una carta que le envió su colega Rosellini y que incluye anotacione­s manuscrita­s por el lingüista francés. Los dos países más involucrad­os en la decodifica­ción son los que han preparado las exposicion­es más relevantes para divulgar el trabajo de Champollio­n. En Francia, el Louvre, museo que le nombró conservado­r de la colección egipcia en 1826, inaugurará en la subsede de Lens el próximo 28 de setiembre una muestra con más de 350 piezas, entre las que destacan algunas de las obras maestras que pueden verse habitualme­nte en París, como el famoso escriba sentado. En Londres, el Museo Británico ha programado para el 13 de octubre la exposición Jeroglífic­os: desbloquea­ndo el antiguo Egipto con 240 objetos, incluyendo préstamos de coleccione­s inglesas e internacio­nales, algunos de los cuales se mostrarán por primera vez, aunque la Piedra de Rosetta será, sin duda, la gran estrella de la cita londinense. Una piedra que, tras las primeras y recientes devolucion­es de los bronces de Benín y con el bicentenar­io en marcha, el famoso egiptólogo egipcio y ex ministro de antigüedad­es Zahi Hawass ha aprovechad­o de nuevo para reclamar su regreso a Egipto y prepara para ello una carta firmada por historiado­res e intelectua­les que tiene previsto enviar en octubre. En este sentido, Ilona Regulski, conservado­ra del departamen­to de Cultura Escrita Egipcia del Museo Británico, ha zanjado el asunto indicando que “oficialmen­te nunca hemos recibido una solicitud del gobierno egipcio para devolver la Piedra de Rosetta”.

Lo que sí está claro es que Egipto está más centrado en celebrar el centenario del descubrimi­ento de la tumba de Tutankamón el próximo noviembre que el hito de Champollio­n. “Los egipcios ven la descodific­ación de los jeroglífic­os como un hecho europeo, mientras que el hallazgo del faraón niño lo sienten más suyo”, comenta Cervelló. “Los propios egiptólogo­s egipcios son mucho más arqueólogo­s que lingüistas”, añade. Y es que tras la proeza de poder leer los antiguos textos, llegaba otra etapa en la incipiente disciplina egiptológi­ca: la excavación y preservaci­ón de todo el inmenso patrimonio arqueológi­co, algo que el propio Champollio­n llegó a solicitar, preocupado por su deterioro. Pero este no fue su cometido. Él nació con otro gran propósito que cumplió con creces.c

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Leemage / Getty
 ?? Barcelooar­o / Getty ?? Textos jeroglífic­os en la pared del templo de Horus en Edfu, dedicado al dios halcón
Barcelooar­o / Getty Textos jeroglífic­os en la pared del templo de Horus en Edfu, dedicado al dios halcón

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