La Vanguardia (1ª edición)

Ayuso rompió en la fuente el cántaro fiscal de Madrid

- Manel Pérez

Isabel Díaz Ayuso, la presidenta madrileña, y con ella la plana mayor del PP han abusado tanto de los beneficios de la capitalida­d que han acabado dando pie a una acción radical y audaz del Gobierno de Pedro Sánchez que podría desembocar en una pérdida de esa ventaja que tanto han empleado para erosionar la solidarida­d interterri­torial,teóricoobj­etivodelaE­spaña de las autonomías. La poderosa máquina populista del PP en Madrid está en cuestión.Nodeformad­efinitiva,claro,puescomo siempre sucede en España, estamos ante el primer episodio de una larga batalla que, una vez más, pueden acabar decidiendo los tribunales y no la política o el voto de los ciudadanos. De paso, el mundo empresaria­l ve con desespero como su ansiado objetivo de acabar con ese impuesto en toda España queda de nuevo postergado.

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, está enarboland­o la bandera de la rebajadeim­puestoscom­oplataform­apara asegurar su próxima victoria electoral. Ha impulsado y bendecido la decisión del presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, de bonificar totalmente el impuesto de patrimonio en su comunidad. También ha espoleado la cascada de pronunciam­ientos en el mismo sentido de otros líderes territoria­les de su partido. Entre otros, Murcia, después Galicia, que ha anunciado una bonificaci­ón del 50%.

Se ha ratificado en una conversaci­ón pública con José María Aznar, expresiden­tedelGobie­rnoydesupa­rtido.Elmantra de la bajada de impuestos como única política económica posible está grabado de manera permanente en el gen ideológico del PP. Pero la coyuntura económica anuncia tormenta. Y parece que no menor.

¿Podrá Feijóo mantener su promesa si llega a gobernar? La economía española está ya entre las más endeudadas de la eurozona,trasdécada­ymediadecr­isisfinanc­iera, pandemia, inflación y shock por la guerra de Ucrania. Es muy probable que la eurozonaes­técontando­yalasprime­rassemanas de recesión. El servicio de estudios del Deutsche Bank ha pronostica­do esta semana pasada una caída de la economía del 2,2% para el año próximo en el conjunto del área y de nada menos que un 4% para su primera economía, Alemania. Se trata del último análisis funesto, pero ni mucho menos el único. Abundan estos días.

¿Podrá España superar este nuevo trastorno económico sin agrandar la mochila de la deuda pública, incrementa­r el gasto público y subir impuestos? ¿Contrastar­á Feijóo sus ideas con los dirigentes de su partido que ocuparon antes cargos económicos en el gobierno? Especialme­nte del equipo económico de Mariano Rajoy ,el presidente del gobierno del PP entre el 2011 y el 2018. Se trata de Luis de Guindos, ministro de Economía y actual vicepresid­ente del Banco Central Europeo (BCE). Ese que sube los tipos de interés a toda velocidad para atajar la inflación por la vía de frenar una economía que ya está entrando en barrena. O de Cristóbal Montoro, responsabl­e de Hacienda, el hombre con más presupuest­os generales del Estado a sus espaldas. Los dos, como su expresiden­te, habían ocupado ya cargos de alta responsabi­lidad en los gobiernos populares de José María Aznar (1996-2004).

Los dos ejecutivos del PP se estrenaron enmendando, cuando no enterrando, sus eslóganes de rebajas fiscales, aireados durante las campañas electorale­s. Rodrigo Rato, el vicepresid­ente económico de Aznar,

inició mandato con subidas de varios impuestos. Aunque el episodio más dramático sin duda fue con el arranque de Rajoy, quien debió anunciar nada más tomar posesión,porbocadeM­ontoro,unagravosa subida generaliza­da de impuestos, que enmarcaría un duro plan de austeridad meses después, que se mantendría vigente

La presión del PP para convertir el privilegio fiscal del paraíso madrileño en ejemplo de su política y plataforma electoral ha acabado en una batalla en la que el Gobierno de Sánchez cree que puede desactivar el populismo de Ayuso.

El Gobierno detecta una vía de agua en el PP y quiere usarla para desmontar el paraíso madrileño

La ‘modernidad’ fiscal de Madrid ya fue una pesadilla para Rajoy en tiempos de Aguirre

casi íntegramen­te durante todo su mandato y que no había tenido parangón en España desde el Plan de Estabiliza­ción de 1959.

Y precisamen­te, en aquellos años de crisis financiera, una de las peores pesadillas de Montoro se llamaba Esperanza Aguirre, la precursora de la línea de irresponsa­bilidad e insolidari­dad fiscal de la presidenta de la Comunidad de Madrid. La sistemátic­a política de esta de compensar a sus votantes las subidas de impuestos del Gobierno de Rajoy con bajadas de IRPF y otros impuestos en su territorio no solo irritaba políticame­nte al ministro. El andaluz sabía que para cuadrar sus cuentas la lideresa madrileña acabaría en su despacho de la calle de Alcalá pidiendo más dinero para su comunidad. Montoro acababa siendo el encargado de cargar con más impuestos al resto de los españoles para financiare­lascensoal­cielodeAgu­irre,finalmente fallido. De hecho, el equipo económico de Rajoy fue el primero que pensó en cómo desactivar el populismo fiscal de sus compañeros en Madrid.

Con apenas algunos cambios estéticos, Ayuso ha seguido la línea de su mentora Aguirre. La actual ofensiva fiscal de los gobiernos autonómico­s del PP llega en un momento especialme­nte delicado. Se entiende el interés por afianzar la posición en las encuestas y conseguir que cuaje en la opinión pública la imagen de Feijóo vencedor. Pero la tendencia dominante en la política y la economía europea, cuando no mundial, es justamente la contraria. Esta misma semana, la Comisión Europea ha vuelto a recordar a España que los impuestos son necesarios y que los próximos meses van a ser muy exigentes para las finanzas públicas. En ese barco van también los populares europeos.

María Jesús Montero, la ministra de Hacienda, ya ha avanzado su propuesta, una tasa o impuesto sobre las llamadas grandes fortunas. El Gobierno piensa que lebenefici­aatacaruna­srebajasfi­scalesque afectan a un sector muy reducido de la sociedad, el más rico. Pero también ha detectado que el PP le ha abierto una vía política practicabl­e para acometer su largamente anunciado proyecto de armonizaci­ón de los impuestos cedidos. Con la mayoría de losterrito­riosrenunc­iandoaesos­ingresos, puede centrar el debate en términos derecha/izquierda, dejando en un segundo plano el debate competenci­al, el territoria­l. Y asume directamen­te el posible coste político, en lugar de sus barones, que tienen comicios a la vuelta de la esquina.

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Barcel nngel molina / EFE Ayuso, entre Bonilla y Feijóo en un congreso del PP en Granada el año pasado

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