“Tras el 17-A, las urnas no eran una prioridad para nosotros”, dice un ex alto mando de la Conselleria d’Interior
rece difícil que no hubiese una orden concreta. Era obligación del CNI. Se estaba intentando conocer cualquier actividad ilegal, y el CNI debía obtener la máxima información de todo”.
La responsable política del CNI era en aquel momento la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. El ministro del Interior era Juan Ignacio Zoido, afín a María Dolores de Cospedal, a su vez ministra de Defensa y rival interna de Sáenz de Santamaría. Zoido no quiso atender a La Vanguardia. Cospedal estuvo la mañana del 1-O en Barcelona, reunida con miembros del PP catalán, sin que la Moncloa tuviera constancia oficial del viaje, tal como desvela la periodista Lola García en su libro El muro (Editorial Península), que sale a la venta este miércoles.
Una de las personas clave del algunas empresas se trabaja de noche y con linternas para no alertar, explica el libro Operació Urnes, de los periodistas Laia Vicens y Xavi Tedó.
“Hubo ineficacia policial, incluidos los Mossos. La Guardia Civil fue quien más resultados obtuvo, y los Mossos incumplieron una orden judicial. Tenían la misma obligación de buscarlas. Pero nunca nadie ha preguntado a los Mossos si las buscaron o si encontraron alguna”, dice el ex alto cargo del gobierno Rajoy.
“No buscamos las urnas: hubo un atentado y absolutamente nadie habría entendido que buscáramos urnas y no terroristas”, dice con rotundidad un alto cargo político de la Conselleria d’Interior, que guarda el anonimato “para evitar problemas a gente que está en activo”. “Tras el 17-A, las urnas
El gobierno preveía tener cerradas las escuelas y que la urna ni llegara, pero una orden judicial lo desbarató
nas armadas, que eran los Mossos, y no sabías de qué modo iban a actuar. Francamente, había una posibilidad de que se produjese un escenario de guerra, lo que hubiese sido un desastre absoluto. Era un riesgo bajo, pero existía”.
“Enviamos señales falsas al Estado”, explica a La Vanguardia Jordi Sànchez, el cerebro del dispositivo clandestino, “muy ostensiblemente avisamos a los ayuntamientos para usar las que tienen ellos, y el Ministerio de Interior emitió una circular exigiendo la custodia de estos depósitos”.
“Sospechábamos –dice por su parte el antigo cargo de Rajoy– que podía haber un pacto para utilizar las de los ayuntamientos. Enviamos cartas para impedirlo”.
El gobierno rastreó las empresas que fabrican urnas en España. También las visitó: “Las papeletas podían imprimir en infinidad de lugares, pero fabricantes de urnas había pocos. Contactamos con ellos y les advertimos que el referéndum era ilegal. Se asustaron”, explica esa fuente.
Muchas papeletas, ni rastro de urnas.
¿Por qué entonces insiste Rajoy, hasta horas antes de la votación, en que “no habrá urnas”?
Una de las fuentes gubernamentales considera que “era arriesgado asegurar que no habría urnas. La información debía proceder del CNI, la Policía Nacional o la Guardia Civil, lo ignoro”.
La idea inicial del gobierno era que las fuerzas del orden impedirían el acceso a los colegios, y en ese contexto era menos importante si había urnas o no. “Había unos 2.400 colegios, pero el 80% del censo votaba en apenas el 20% de ellos. Si cerrábamos 400, el referéndum fracasaba. Eso se podía hacer”, expone la misma fuente. “Se planteó que lo hiciera el ejército, pero se descartó”.
Pero el miércoles anterior –las urnas están llegando a cada pueblo en esos días–, el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya asume el combate jurídico y ordena a la Fiscalía que cese sus actuaciones; esta había decretado que los Mossos debían precintar antes del sábado 30 todos los locales, pero la nueva orden judicial dice que el domingo “se impedirá la apertura”. Inmediatamente, Escoles Obertes llama a llenar las escuelas de actividades desde el mismo viernes. “Para nosotros era radicalmente distinto impedir el acceso que entrar a incautar el material”. “No habíamos contado con este escenario. La urna no adquiere tanta importancia hasta ese día”, justifica el ex alto cargo.
“Creo que el Estado no encuentra las urnas por su alto grado de inoperancia”, dice un miembro del llamado Estado Mayor. “No fuimos a las fábricas que eran las lógicas y por eso no detectaron nada. Teníamos tres veces más urnas de las necesarias”.
“Las urnas, muy bien... ¿Y? –remacha uno de los cargos de Rajoy–. Presumen de aquel operativo porque luego no acabó bien. Míralos ahora”.c