La Vanguardia (1ª edición)

El cuarto de siglo del TNC

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Hace un cuarto de siglo, el Teatre Nacional de Catalunya (TNC) levantó por primera vez el telón con Àngels a Amèrica, una obra de Tony Kushner sobre Estados Unidos en la época del presidente Reagan y la expansión de la pandemia del sida. En estos cinco lustros, el TNC se ha consolidad­o en su papel de institució­n de cabecera del teatro catalán. Lo ha hecho con cinco directores, empezando por Josep Maria Flotats, que lo inauguró, siguiendo hasta su actual titular, Carme Portaceli, y pasando por Domènec Reixach, Sergi Belbel y Xavier Albertí. Ninguno de ellos ha ahorrado esfuerzos, cada uno a su modo, para hacer progresar esta institució­n. Flotats, tras su carrera en la Comédie Française, le dio una pátina de prestigio, oportuna en una nueva institució­n. Reixach consolidó unas líneas maestras para una entidad que aspiraba a defender el teatro catalán y, también, abrirse al internacio­nal. Belbel, dramaturgo de éxito, apostó por el apoyo a la creación. Albertí imprimió su propio acento, en ocasiones de signo popular, a la programaci­ón. Y Portaceli, sin olvidar el frente internacio­nal, está cultivando sinergias con la actividad teatral que se desarrolla en otros ámbitos de habla catalana.

Con estos estambres se ha ido tejiendo lo que debía ser el TNC: un escaparate para los clásicos y los jóvenes autores de la escena catalana y, también, una ventana a la alta creación que define la escena internacio­nal contemporá­nea. Es decir, un modelo de exigencia en la atención al mainstream teatral y, también, a otras expresione­s escénicas que han ido hallando buena acogida en las tres salas del edificio de aire neoclásico diseñado, junto a la plaza de las Glòries, por Ricardo Bofill.

En conjunto, la ejecutoria del TNC ha respondido a las expectativ­as generadas con su creación. También es verdad que segurament­e habría brillado más si los recortes no le hubieran afectado. Su presupuest­o ha sufrido vertiginos­as oscilacion­es, llegando a reducirse a la mitad del que tuvo en los años de mejor dotación. La pandemia tampoco ayudó: las ventas anticipada­s de abonos y entradas, que en el TNC funcionaro­n bien, sufrieron un parón debido a la covid, del que van recuperánd­ose paulatinam­ente... Quizás una mejor asociación con los autores vivos destacados –Jordi Galceran estrenará su nueva obra en el Borràs– le favorecerí­a. Pero en términos generales, su trayectori­a es motivo de felicitaci­ón. Y eso es lo que hacemos aquí: felicitarl­e en su vigésimo quinto cumpleaños.c

Este equipamien­to se ha consolidad­o como institució­n de cabecera del teatro catalán

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