La semana de la movilidad ha sido ‘horribilis’ en el área de Barcelona por la imprevisión política
dan alternativa al tren, a la huelga del bus de TMB, y a la operación de estrangulamiento del tráfico que ha desplegado Barcelona sin esperar a las mejoras en marcha del transporte público metropolitano. Con este panorama, el derecho de los ciudadanos a la movilidad queda mermado y deja en papel mojado la ley sobre este asunto que tramita el Gobierno de España “porque la movilidad es esencial para que las personas puedan acceder al trabajo y a los servicios públicos esenciales como la educación y la sanidad, y está íntimamente vinculada a la libre circulación y a la facilidad de los desplazamientos, impactando de manera relevante en la calidad de vida de las personas”, según consta en el texto. Es evidente que estamos muy lejos de cumplir ese objetivo porque la movilidad de hoy es insostenible.
El presidente del RACC, Josep Mateu, lo predijo en estas páginas antes del verano cuando pidió al Ayuntamiento de la capital que coordinara su plan anticoche con las restricciones por obras en el transporte público para no perjudicar a los ciudadanos. Pero el inmisericorde calendario electoral –en mayo hay elecciones municipales– ha primado por encima de facilitar la vida a la gente. La conclusión es que seguimos sin hacer los deberes, con tanta o más polución por las kilométricas retenciones para acceder a una capital que se ha cerrado renunciando a liderar un área metropolitana y maltratando a centenares de miles de ciudadanos que necesitan ejercer su derecho a moverse. Nadal tiene razón, es una vergüenza.