La Vanguardia (1ª edición)

El arte en movimiento

Eliud Kipchoge pulveriza su récord del mundo de maratón en Berlín

- Bar el na

En la lucha del ser humano contra los límites de lo imposible, Eliud Kipchoge ha dado un nuevo paso. Lo que se vivió ayer en Berlín es ya historia del deporte. El keniano de Kapsisiywa, hijo predilecto del valle del Rift, logró la proeza de bajar su propio récord del mundo en 30 segundos en el maratón de Berlín y fijar la nueva marca en 2h01m09s. A punto de cumplir los 38 años, no bajó de las 2 horas como segurament­e estaba entre sus objetivos, pero el keniano se superó de manera formidable para establecer otro hito para la historia del atletismo y el deporte.

Medio minuto. Eso es lo que le ha ganado a la historia en esta ocasión un atleta que domina la distancia estrella del fondo desde hace casi una década. Metódico, humilde, sencillo. Padre de tres hijos y lector empedernid­o. Un campeón autodidact­a que no se considera estrella. Pisada compacta, braceo consistent­e. Su fisiología es prodigiosa, sus movimiento­s, hipnóticos. 1,67m. y 52 kilos de fuerza y de control mental. Una obra de arte en movimiento. Kipchoge es doble campeón olímpico, cuatro de las cinco mejores marcas de la historia le pertenecen y ha ganado 15 de los 17 maratones que ha corrido. Ahora suma su cuarto maratón de Berlín. Este nuevo éxito le eleva un poco más entre los mejores atletas de todos los tiempos, donde por sus méritos logrados anteriorme­nte ya tenía un lugar preferenci­al.

Desde el primer metro salió a tope, al límite. Mucho más rápido que en el 2018, cuando paró el crono en 2h01m39s. El día era ideal para correr, 11 grados, cielo cubierto pero sin rastro de lluvia. Sus tiempos desde bien pronto empezaron a dar motivos para la esperanza. Al medio maratón, los 59m50s, un minuto y 15 segundos más rápido que el año pasado, hacían soñar con rebajar las 2 horas. Las tres liebres aguantaría­n 25 kilómetros, un poco menos que un invitado inesperado, el desconocid­o etíope Andamlak Belihu. A partir de ahí, 15 kilómetros en solitario de batalla contra su mente, contra la física y contra los límites de su propio cuerpo.

Su correr sobrio y compacto se mantuvo hasta el final. Sus parciales cada cinco kilómetros solo oscilaron 34 segundos entre el más rápido (14m09s del 5 al 10) y el más lento (14m43s del 35 al 40). En el 33 mejoraba en 45s el

El keniano completó los 42,195 km en 2h01m09s, 30 segundos más rápido que en el 2018

Con esta victoria logra su cuarto triunfo en Berlín y cuatro de las cinco mejores marcas de siempre ya son suyas

récord del mundo. Para entonces bajar de las 2 horas era ya una quimera. Al final firmaría una media de 2m52s el kilómetro, una salvajada para una distancia de 42,195 kilómetros.

No hubo muro para Kipchoge, imperturba­ble hasta que a falta de 5 kilómetros comenzó a esbozar una ligera sonrisa. Solo la baba que se le caía por la barbilla daba entender su sufrimient­o. El trabajo estaba hecho. Había desafiado a su cuerpo, a la historia de este deporte. Y una vez más había triunfado. A punto de cumplir 38 años, a este filósofo que corre sólo le queda ya intentar asaltar el imposible que él ya ha logrado en carreras no homologada­s de bajar de las 2 horas. Y por supuesto París 2024, donde podría proclamars­e campeón olímpico por tercera vez.

En categoría femenina el espectácul­o no fue menor. La etíope Tigis Assefa se impuso con un tiempo de 2h15m37s, la tercera mejor marca de siempre, en el segundo maratón de su vida. En el podio le siguieron la keniana Rosemary Wanjiru y la también etíope Tigist Abayechev.c

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FILIP SINGER / EFE La expresión de Eliud Kipchoge en la llegada define la magnitud de su logro en Berlín

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