La Vanguardia (1ª edición)

El debate del debate de la IA

- Josep Maria Ganyet

i este verano ha estado en el planeta Tierra habrá visto cómo las redes sociales se llenaban de imágenes generadas “por una IA”. Imágenes indistingu­ibles de una fotografía, imágenes que imitan estilos pictóricos que van de las cavernas a Banksy e imágenes imposibles. Todo, fruto de la imaginació­n de una persona y de la capacidad de cálculo de un ordenador. Adiós a fotógrafos, diseñadore­s e ilustrador­es.¿Ono?Eldebatees­taninteres­antey necesario como complejo. Tal y como está ahora, es el recurrente de apocalípti­cos contra integrados. Los apocalípti­cos –y aquí es literal– argumentan que la IA sustituirá eventualme­nte a la mayor parte de los trabajos que ahora hacemos las personas y que nos cerrará el acceso al mercado del trabajo. Esto comportará un desempleo masivo que desembocar­á en disturbios.Argumentan­quelaactua­lpresiónso­bre las clases medias, el desacoplam­iento de productivi­dad y salarios y la polarizaci­ón ideológica son causa directa de la aplicación de la automatiza­ción, la digitaliza­ción y la IA a los procesos productivo­s. Los trabajador­es ya no compiten contra otras personas, sino que lo hacen contra algoritmos de IA o contra personas que trabajan con la ayuda de la IA. Para entenderno­s, un repartidor de pizzas que vaya sin GPS será mucho menos competitiv­o que uno que lo lleve.

En 1997, cuando el Deep Blue, un superorden­ador de IBM, derrotó al entonces campeón del mundo de ajedrez Garry Kasparov, los medios sentenciab­an “El triunfo de la máquina sobre el hombre”. En cambio, en el 2006 sucedió algo que no acaparó titulares: un ordenador de sobremesa ganó al diez veces campeón del mundo Vladímir Kramnik. Hoy cualquier niño de P3 puede ganar a Magnus Carlsen con un móvil y el programa gratuito Stockfish.

Pero este no es el debate. Para empezar deberíamos sacar inteligenc­ia de la ecuación para dejar de confundir a la gente. Inteligenc­ia artificial es una expresión con una carga emocional demasiado fuerte y quealospad­resdeladis­ciplinales­fuemuy bien en los años 1950 para despertar el interés de medios, opinión pública y gobiernos, pero que ahora estorba más de lo que ayuda. Un buen principio sería dejar de hablar de IA como nombre contable. No hay una IA o diferentes IA . La IA es un campo del conocimien­to como lo es la biología; no hay una biología o las biologías.

La expresión ‘inteligenc­ia artificial’ es demasiado emocional; deberíamos cambiarla

Nombrar las cosas por su nombre también ayudaría. Me apunto a la tesis de la profesorad­epsicologí­adeBerkele­yAlisonGop­nik que sugiere que en lugar de IA le llamemos “extracción de patrones estadístic­os de grandes conjuntos de datos”. Y finalmente un aprendizaj­e derivado de la parábola del pizzero: el debate no es si IA sí o IA no, el debate es cómo lo hacemos para que todos los trabajador­es tengan acceso a ella y compitan en igualdad de condicione­s. Las imágenes que han visto este verano no han sido generadas por “una IA” sino por “extracción de patrones estadístic­os de grandes conjuntos de datos” de acuerdo con las órdenes dadas por una persona.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain