La Vanguardia (1ª edición)

Hadis Najafi, veinte perdigones por protestar contra el velo en Irán

- GinA TosAs Rarc. ona

Hadis Najafi, de 22 años, es una de las al menos 76 personas muertas en las protestas contra la policía de la moral en Irán. La joven fue asesinada por las fuerzas de seguridad el 21 de septiembre, según denuncian fuentes cercanas que han aportado pruebas de múltiples heridas de perdigones en la cara, cuello y pecho.

Najafi se ha convertido en icono de las manifestac­iones que se llevan a cabo en el país desde que, el 16 de septiembre, Mahsa Amini, también de 22 años, muriera tras ser arrestada en Teherán por violar el código de vestimenta del régimen iraní, que obliga a las mujeres cubrirse el pelo en público.

Tras la muerte de Najafi, algunos usuarios en las redes sociales y medios de comunicaci­ón la confundier­on con la protagonis­ta de unas imágenes virales en las que una joven se hace una coleta antes de unirse a las protestas. Pero días después se ha demostrado que la chica de la grabación sigue viva.

Más allá de la confusión, los detalles que rodean la muerte de Najafi prueban la represión que ejerce el régimen iraní sobre su población. La joven murió tras recibir disparos en Mehrshahr, un barrio rico de la ciudad de Karaj, en las afueras de Teherán. Media hora antes había salido de casa: “Estoy yendo –a protestar–, espero ver que dentro de unos años finalmente todo haya cambiado y estaré feliz por haber ido”, decía Najafi, cubierta con un velo negro, en un vídeo que envió a sus amigos.

La familia de la joven fue informada de que Najafi estaba en el hospital, pero cuando llegaron ya estaba muerta y su cuerpo había

“Espero ver que dentro de unos años todo haya cambiado y estaré feliz por haber ido a estas protestas”

sido trasladado a la morgue con señales de heridas de bala, como revela una fotografía publicada por la emisora iraní Radio Zameneh, con sede en Amsterdam.

“Su cara y cuerpo fueron alcanzados por más de 20 balas –perdigones de escopeta– en la parte superior de sus cejas, labios, cuello y pecho. Cuando su familia abrió el ataúd para el entierro, encontraro­n que su cuerpo estaba lleno de agujeros de bala”, aseguró una fuente a la emisora.

Las autoridade­s no entregaron el cuerpo de la joven a la familia hasta dos días después de su muerte, tiempo durante el cual presionaro­n para que firmaran un documento que decía que la causa de la muerte era un derrame cerebral. Finalmente, el certificad­o de defunción señala a los responsabl­es. Causa de la muerte: Disparos con equipo militar.

Al menos 76 personas, entre ellas seis mujeres y cuatro niños, han muerto en las protestas, según la oenegé Iran Human Rights. La mayoría de las familias han sido “forzadas” a enterrar a sus muertos de noche, “presionada­s” para no hacer funerales públicos y “amenazadas con cargos” si divulgan la noticia.c

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