La Vanguardia (1ª edición)

Nació muerto pero vivió demasiado

- Josep Martí Blanch @JosepMartB a

El Gobierno de la Generalita­t está clínicamen­te muerto y más allá del Ejecutivo también está finiquitad­a la tan intensa como turbulenta década de colaboraci­ón entre ERC y JxCat. Solo queda por saber quién dará cuenta del fallecimie­nto y qué fecha llevará el certificad­o de defunción. La inscripció­n que el marmolista debería gravar en la lápida mortuoria merecería tener el aire de un acertijo, para que las gentes del futuro puedan descifrar como las del presente perdimos el tiempo durante un decenio. Podría ser este: Nació muerto pero vivió demasiado.

Ni el acuerdo de claridad que se ha sacado de la manga Pere Aragonès, ni la exigencia de JxCat para que el presidente se someta a una moción de confianza pueden competir a la hora de captar la atención ciudadana con la no boda de Tamara Falcó e Iñigo Onieva, el litigio Shakira-Piqué o el naufragio de la pareja Mejide-Escanes. Así están las cosas en el mercado de valores del interés informativ­o. Pere Aragonès y Albert Batet hubiesen podido limitar sus discursos del debate de política general a un repetitivo unga unga unga, sin añadir una sola palabra más, y el nivel de interés en la calle hubiese sido el mismo. Ya no los escucha y tampoco les cree ni el tato, aunque el tato les siga votando.

El mundo convulsion­a y la Generalita­t continúa patológica­mente con la vista clavada en su ombligo. Ensayando jugadas maestras que, a diferencia de las que así fueron calificada­s en los momentos álgidos del procés, ahora son percibidas como lo que realmente son y fueron: improvisac­iones al tuntún para seguir corriendo hacia ninguna parte. El acuerdo de claridad de Pere Aragonès y la moción de confianza de JxCat son las dos últimas aportacion­es a la ya larga lista de ocurrencia­s que se acumulan en los últimos años. El jaimitismo es el género en el que ha acabado especializ­ándose el soberanism­o político.

Siguen sin decir la verdad. ERC no quiere a JxCat en el Govern y Junts no puede permanecer en él lealmente. Sencillame­nte porque los intereses de ambos partidos son cada día que pasa más divergente­s. Solo que ninguno de los dos quiere pagar la factura de ser coherente con sus deseos. Para Aragonès, echar a JxCat del Govern sería el último paso de una rectificac­ión completa: el calcetín vuelto del revés. Ya ha aceptado que el 1-O no llevó a ningún lado, aunque Marta Rovira se afane ahora a reivindica­rse como una de sus organizado­ras, pero falta rematar con el reconocimi­ento de que el eje independen­tista ya no seguirá siendo la columna vertebral de un futuro gobierno republican­o abierto a nuevas alianzas. Es un riesgo ante los electores.

De la otra parte, la factura para JxCat tampoco es menor si son ellos los que abandonan las dependenci­as oficiales. No pueden hacerse las víctimas y sus estrellas emergentes, gente como Jaume Giró o Victòria Alsina, quedarán privados de alfombras que pisar para seguir agrandando su perfil político. Añadan el nutrido grupo de altos cargos y personas con despacho en ámbitos paragubern­amentales que deberán actualizar de inmediato sus currículum­s con el frío del invierno llamando a las puertas del sector privado y súmenle los alcaldable­s de Junts que no podrían fardar de pasadas, presentes y futuras inversione­s en su municipio con consejeros de su partido del brazo para salir juntos en la foto en vísperas de las municipale­s.

De este no querer ser el que da el paso definitivo nace su permanente deslealtad mutua. Porque ambos acumulan razones. Es verdad que Pere Aragonès ni cumple ni tiene intención de cumplir los términos

ERC no quiere a JxCat en el Govern y Junts no puede permanecer en él lealmente

del pacto que alcanzó con Jordi Sànchez para que el actual Ejecutivo viera la luz. Y lo es también que JxCat hace todo lo que puede para que Aragonès no coja altura de presidente. No hay fecha de entierro pero tenemos el muerto entre los dedos. Estamos preparados para un luto corto. Nos atrevemos también a sugerir qué música debería sonar en el tanatorio: La bataglia dell’amore cieco, de Fabrizio de Andrée. Te amo tanto que quiero verte cadáver. Más o menos como ERC y JxCat en un precioso acento italiano de Génova.

 ?? Quique Garcia / EFE ?? Jordi Puigneró y Pere Aragonès
Quique Garcia / EFE Jordi Puigneró y Pere Aragonès

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain