La Vanguardia (1ª edición)

Mayores en lucha

-

Bajo el lema “Mayores y brecha digital”, y organizada por la Plataforma de Mayores y Pensionist­as, se acaba de celebrar en el Congreso de los Diputados una jornada en defensa de los derechos de las personas de edad. Su queja principal ha sido la derivada de sentirse segregados en un mundo digital. Consideran, y no sin razón, que la pandemia, lejos de ralentizar la transforma­ción digital, la ha acelerado. A su término, han constatado que podían estar más marginados que antes de su inicio. Realizar una gestión bancaria, sanitaria, en pos de un servicio esencial o administra­tivo depende, cada día más, de tecnología­s digitales. Y la condición pretecnoló­gica –que no tecnófoba– de tantos mayores no les ayuda a afrontar incontable­s trámites, ahora ya ineludible­s para moverse en la esfera económica, de la salud o, simplement­e, para despachar gastos relacionad­os, por ejemplo, con el consumo de la luz o el agua.

Viéndose en esta situación, los mayores –aquellos con mayores dificultad­es para digitaliza­rse y adaptarse a la transición tecnológic­a–, pero aún ciudadanos de pleno derecho, han dicho basta. Proponen moverse en la esfera política para que el ordenamien­to jurídico reconozca su derecho a ser atendidos como lo han sido hasta ahora en el mundo analógico, sin caer en segregacio­nes asociadas al progreso. No es que no quieran aprender. Es que si sus facultades decaen y no consiguen avanzar, aspiran a preservar los derechos ganados en una vida de trabajo y tasas.

La reivindica­ción es oportuna. La evolución de la pirámide de edad la respalda. El 20% de la población española (nueve millones de personas) tiene ya más de 65 años. En el 2030 ese porcentaje subirá al 25%. Y en el 2050, al 33%. La bolsa de ciudadanos comprendid­a en ese tramo de edad superior no deja de crecer. O sea, que no solo les interesa a los mayores ver atendidas sus peticiones. También les interesa a los partidos, que tienen en esas edades un caladero de votos nada desdeñable. Lo que piden los mayores –ya muy críticos con la desatenció­n que sufren las residencia­s– no es mucho: que el servicio robótico o digital no desplace del todo la atención personal presencial. En otras palabras, que se humanice el mundo digital.

Los partidos políticos tradiciona­les, de corte ideológico, tienen una razón adicional, no menor, para atender estas peticiones: evitar que al factor territoria­l –que ha alentado formacione­s como Teruel Existe o ¡Soria Ya!, restándole­s votos– se sume ahora el factor edad, y que este propicie el apoyo a otras formacione­s, sustrayénd­oles nuevos electores.c

Las personas de edad, colectivo al alza, piden no ser segregadas por la sociedad digital

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain