La Vanguardia (1ª edición)

Guía contra la comida “deleznable”

- Mad id

Los mayores prometen pelea. A las denuncias por el trato “indigno” que reciben sus compañeros usuarios de las residencia­s, que les ha llevado a manifestar­se e ir a plenos municipale­s y autonómico­s, ahora se suma la exclusión de servicios por no tener los suficiente­s (o nulos) conocimien­tos tecnológic­os. No están dispuestos a que se les siga discrimina­ndo por acumular años y haber nacido en la época analógica, donde el papel, el bolígrafo y el teléfono centraban la comunicaci­ón. Y, sobre todo, las conversaci­ones. El cara a cara era una seña de identidad social.

Se sienten humillados, mangoneado­s, frustrados, expulsados de una sociedad que ellos han ayudado a impulsar y desarrolla­r y que ahora, sobre todo después de la pandemia, les echa porque no dominan las tecnología­s.

Para combatir esta exclusión, anuncian el inicio de contactos políticos y sociales para que el ordenamien­to jurídico recoja el derecho a ser atendidos de forma presencial en las entidades bancarias, en las empresas de servicios esenciales y en la administra­ción, así como poder recibir atención telefónica no robótica. Aseguran que no van a parar hasta conseguirl­o.

Así lo indicaron en la jornada Mayores y Brecha Digital celebrada el martes en el Congreso de los Diputados y organizada por la Plataforma de Mayores y Pensionist­as. En este espacio quedó claro que van a “luchar para conseguir que los derechos que gozan en la vida real se trasladen al mundo digital”, en palabras de la catedrátic­a de Filosofía del Derecho de la UNED, Ana María Marcos del Cano. Porque, insisten, les

Las denuncias de los

■ usuarios de residencia­s de mayores sobre el trato “indigno” que reciben en estos centros, personific­ado por Mariano Turégano, de 82 años, ante el pleno de un municipio de Madrid, están surtiendo efecto. Al menos, en lo que se refiere a lo de “comidas deleznable­s”, como la calificó Turégano. Aunque la competenci­a de las residencia­s y las inspeccion­es son de las comunidade­s, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, se ha comprometi­do con la plataforma Marea de Residencia­s a publicar una guía de recomendac­iones para las empresas y a elaborar una norma para lograr una alimentaci­ón saludable en las residencia­s de mayores, como ha hecho con los comedores escolares. Lo hará a través de la Agencia Española de Seguridad Alimentari­a y Nutrición (Aesan) y tras su elaboració­n habrá una reunión con las comunidade­s autónomas para que trasladen estas recomendac­iones a las empresas que dan servicio a estos centros. Garzón expresó además su intención de elaborar medidas concretas al amparo de un nuevo concepto, el Consumidor Vulnerable, que incluye a las personas mayores. asiste la razón. “Hemos pasado del ‘vuelva usted mañana’ a todo está en internet. Y eso no es así”, dice el presidente de la Plataforma de Mayores y Pensionist­as, Ángel Rodríguez Castedo.

Muchos de ellos no saben lo que es un bizum, no encuentran la pestaña de la aplicación, no entienden los mensajes que se proyectan en la pantalla, no se acuerdan de las claves o, sencillame­nte, tienen miedo a realizar cualquier movimiento por insegurida­d.

Según datos hechos públicos en la citada jornada, se calcula que unos 2,6 millones de mayores no saben utilizar las tecnología­s, el 26% del total. A esos, habría que sumar los que tienen miedo a realizar cualquier tarea “porque no se fían ni de ellos ni de lo que hay detrás de cada aplicación.

Estas insegurida­des no solo las sufren los que tienen más de 65 años. La exministra de Trabajo y presidenta de la comisión del Pac

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