La Vanguardia (1ª edición)

Catalunya amplía el plazo para el aborto farmacológ­ico de las 9 a las 14 semanas

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to de Toledo, Magdalena Valerio, de 63, se identificó con los problemas de los asistentes a estas jornadas: “Yo también tengo que echar mano de mis hijos porque no sé hacer muchas cosas. Y me siento inútil, ignorante”.

Los problemas de exclusión digital no se centran solo en las entidades bancarias, aunque es un problema serio porque pone barreras para que los ciudadanos hagan uso de su dinero. Así lo denunció hace casi un año Carlos San Juan con su campaña Soy mayor, no idiota que recogió más de 600.000 firmas y que puso en la agenda social la discrimina­ción que sufre este colectivo.

Otro sector al que cada día tienen menos acceso es el de la sanidad, un pilar fundamenta­l para el grupo poblaciona­l que más precisa de sus servicios. Muchos ciudadanos tienen serias dificultad­es para solicitar citas telefónica­s (atención robótica) y hacerlo por internet es para otros una misión imposible porque no disponen de un ordenador ni wifi, y en el móvil (quien tiene smarphone) son todo impediment­os: “No veo nada y mis dedos son demasiado gordos y poco ágiles”, señala Angelines Marín, 81 años, que dedica largas horas a esperar que “alguien le atienda” en el centro de salud.

Otro problema es que con las historias clínicas en red, pocos consiguen saber los resultados de una analítica, la lista de medicament­os que tienen o qué pruebas se deben hacer. “Todo está informatiz­ado y no te dan nada en papel. Es muy triste que siendo una persona, creo yo, inteligent­e, que me encuentro en perfecto estado y que llevo una vida activa tenga que depender de mis hijos para ver el estado de mi cuenta bancaria, pedir cita en el médico o apuntarme a un curso de memoria”, relata con indignació­n Angelines Marín.

Indignació­n es la palabra más repetida en el Congreso de los Diputados. Rodríguez Castedo denunció que “a medida que crece la brecha digital, crece el desamparo y la indignació­n en las personas mayores. Esto no se puede permitir, ya que se intensific­a su exclusión, su sensación de abandono y de inutilidad, y a esto se le llama maltrato, edadismo”. Y no están dispuestos. “Se acabó”, señalan desde la plataforma.c

El nuevo protocolo para la atención a las mujeres que solicitan una interrupci­ón voluntaria del embarazo en Catalunya alarga el plazo para un aborto farmacológ­ico desde las nueve hasta las catorce semanas de gestación. El Departamen­t de

Concertar una cita online con el médico es una pesadilla: “Veo mal y mis dedos son demasiado gordos”

“Esto no se puede permitir; es abandono, maltrato, edadismo”, clama la Plataforma de Mayores y Pensionist­as

Salut ha publicado la nueva normativa, que se ha venido aplicando como prueba piloto en tres centros sanitarios.

Según el conseller de Salut, Josep Maria Argimon, el aborto por el método farmacológ­ico se ofrecerá en los hospitales. El nuevo protocolo contiene indicacion­es de pauta analgésica, nuevas recomendac­iones para reducir los riesgos y que el procedimie­nto sea mínimament­e invasivo, así como pautas para tener en cuenta las comorbilid­ades de las pacientes.

El 76% de los 19.800 abortos contabiliz­ados en Catalunya en el 2020 se practicaro­n antes de la novena semana de gestación. De estos, el 57% fueron farmacológ­icos, un método que en el 2010 únicamente se utilizó en el 0,56% de las interrupci­ones voluntaria­s del embarazo.

Argimon enfatizó que la accesibili­dad al aborto en Catalunya a través de recursos públicos y privados es mucho más alta que en el resto de España, si bien sostiene que todavía se tiene que incrementa­r. En los últimos meses la red se ha ampliado con la posibilida­d de realizar abortos quirúrgico­s en Lleida, Berga, Manresa y Tortosa, y farmacológ­icos en Tremp, la Seu d’Urgell, Puigcerdà y Vielha.c

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