Los leales al Kremlin apoyan la retirada de las tropas de Jersón
El establishment ruso dice que la decisión es difícil, pero servirá para “reagruparse”
Los publicistas de Moscú más leales al Kremlin no interpretan la retirada de Jersón como una derrota. Todo lo contrario. Sin abandonar las críticas a las decisiones tomadas antes del nombramiento de Serguéi Surovikin como comandante de las tropas en Ucrania, le han llegado a comparar con Mijaíl Kutúzov, quien para salvar al ejército imperial en 1812 evitó el enfrentamiento directo con la Grande Armée de Napoleón y abandonó Moscú. El general invierno hizo el resto.
El miércoles, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, aceptaba la propuesta de Surovikin y ordenaba dejar la estratégica ciudad de Jersón, la única capital de provincia ucraniana que las tropas rusas habían logrado tomar desde que hace ocho meses entraron en Ucrania.
Poco después, Margarita Simonián, directora de RT y una de las voces más activas en favor de la campaña en Ucrania, llevaba a Twitter una cita del mariscal de campo Kutúzov, comandante del ejército imperial ruso en la campaña contra Napoleón: “Mientras el ejército esté completo, hay esperanza en terminar la guerra con honor. Con la pérdida del ejército no solo estará perdida Moscú, sino toda Rusia”. “Cambien la palabra Moscú por Jersón. Entonces, todo estará más claro”, apuntaba Simonián en esa red social, desde marzo bloqueada en Rusia.
Estos tuits han recibido críticas. Algunos usuarios recordaban que en aquella ocasión no eran los rusos quienes atacaban. “Kutúzov no atacó a nadie. ¿Tal vez no deberíamos haberlo hecho?”, reaccionaba un internauta.
También apoyaban el paso atrás voces que el mes pasado criticaron las decisiones del alto mando militar tras los reveses en el este de Ucrania. El jefe de la república rusa de Chechenia, Ramzán Kadírov, muy crítico con la pérdida de la ciudad de Limán, en la región de Donetsk, escribió en su canal de Telegram que Surovikin había actuado “sabiamente”. Según el mandatario checheno, “tras sopesar todos los pros y contras, el general Surovikin hizo una elección difícil, pero acertada, entre un sacrificio sin sentido para lanzar altisonantes declaraciones y salvar las inestimables vidas de los soldados”, afirmó.
En septiembre, Kadírov y otros criticaron al mando militar sin piedad por otro “reagrupamiento”, el de la provincia de Járkiv, de donde el ejército ruso tuvo que retirarse ante la contraofensiva ucraniana. Como en aquella ocasión, los medios rusos evitan utilizar la palabra “retirada” y hablan de “reagrupación” o “maniobra”.
A aquellas críticas se unió, entre otros Yevgueni Prigozhin, fundador del grupo de mercenarios Wagner. En esta ocasión, ha asegurado que la retirada con las mínimas pérdidas posibles sería “un gran logro”. El empresario elogió a Surovikin, del que dijo que “no tiene miedo de la responsabilidad” y “está aceptando todo el peso de su decisión”.
A pesar de ponerse esta vez del lado del alto mando, ni uno ni otro abandonan sus posiciones anteriores. Siguen sosteniendo que se cometieron errores. “Jersón es un área muy compleja, sin la posibilidad de un suministro regular estable de municiones y de formar una retaguardia potente y fiable. ¿Por qué no se hizo esto desde los primeros días?”, se preguntaba Kadírov. Prigozhin añadía que los militares deberían “entender quién lo hace bien, quién lo hace mal y cuál es el problema (...) sacar conclusiones y corregir los errores”.
Mantienen críticas similares populares blogueros afines a la posición oficial rusa. “A los ojos de la población, es una derrota. Sí, (una derrota) local. Se trata de la pérdida de territorios que la Federación de Rusia había reconocido como suyos”, escribieron en Telegram Rybar, criticando al mando militar de Rusia por ser engañado con informes falsos.
El 30 de septiembre, Moscú declaró la anexión de cuatro provincias ucranianas: Jersón, Zaporiyia, Luhansk y Donetsk. Sin embargo, a excepción de Luhansk, no tenía el control sobre todo el territorio.
Shoigú ordenó a Surovikin recolocar las tropas rusas en la orilla oriental del río Dniéper y organizar allí líneas defensivas para detener la contraofensiva ucraniana. En el encuentro entre ambos, Surovikin explicó que mantener las fuerzas del ejército en Jersón ya no era “viable”.
Simonián sostuvo que la retirada era necesaria para no exponer a las tropas rusas y para evitar “abrir el camino hacia Crimea” al ejército ucraniano. Defendió también el último revés del Kremlin en Ucrania el presentador de televisión Vladímir Soloviov, considerado el principal propagandista ruso. En su programa nocturno, subrayó que se trataba de una “decisión difícil, pero valiente”. Serguéi Mirónov, líder de Rusia Justa (oposición oficial), sostuvo en Twitter que “la vida de nuestros muchachos es lo más importante”, y prometió recuperar la ciudad.c
La directora de RT compara la retirada con la decisión del mariscal Kutúzov de abandonar Moscú a Napoleón