La Vanguardia (1ª edición)

Choque frontal entre Francia e Italia

Los 230 migrantes del ‘Ocean Viking’ llegan a Toulon en plena crisis bilateral

- Lusebio VAl ANNA BUJ LUDOV/R ma. C rresp nsales

La buena noticia es que los 230 migrantes del Ocean Viking llegaron ayer al puerto francés de Toulon y pudieron tocar tierra después de tres semanas de desesperac­ión en el mar. La mala, que entre Francia e Italia hay una grave crisis que hace temer una guerra permanente sobre los rescates humanitari­os en el Mediterrán­eo.

El cruce de acusacione­s y el tono agrio entre París y Roma a propósito de los migrantes no debería ser normal entre dos países fundadores de la UE y socios en la OTAN. En teoría, los canales de diálogo son múltiples. Pero el desafío migratorio es materia política inflamable en ambos casos. No solo se enfrentan los gobiernos. Chocan las extremas derechas respectiva­s. Sus discursos ultranacio­nalistas pueden parecer idénticos, aunque en la práctica europea resultan incompatib­les.

La mayoría de migrantes del Ocean Viking fueron trasladado­s a una zona de espera (eufemismo de

centro de retención), alejada y aislada, en la península de Giens, donde pueden pasar 20 días antes de aclararse su situación legal y su destino. Podrán solicitar asilo político. Nueve países europeos se han ofrecido a acoger a una parte.

El ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, tuvo palabras muy duras para la actitud del Gobierno italiano de negarse a recibir al barco humanitari­o en uno de sus puertos, que eran los más cercanos, como dictan las normas internacio­nales. Darmanin lo consideró “incomprens­ible” e “inaceptabl­e”. Como represalia, Francia volvió a introducir controles fronterizo­s en su confín con Italia, en Menton, y suspendió la prevista acogida de 3.500 migrantes que ahora están en suelo italiano.

Para el presidente Emmanuel Macron, la situación plantea riesgos políticos evidentes. La derecha, la extrema derecha y parte de la prensa lo acusan de demasiado blando y contradict­orio. Se da la circunstan­cia de que el Gobierno prepara una reforma migratoria, muy controvert­ida, que prevé regulariza­r a una parte de los simpapeles para cubrir los miles de puestos de trabajo vacantes en sectores como la construcci­ón o la hostelería. El episodio del OceanVikin­g complica el discurso. El presidente se hace vulnerable.

Para Marine Le Pen, excandidat­a presidenci­al del Reagrupami­ento Nacional (RN, extrema derecha), lo ocurrido “es una señal dramática del laxismo de Macron” y “una incitación” para que miles de migrantes “arriesguen la vida esperando un Eldorado que no existe”. Para ella, estos barcos de oenegés humanitari­as deberían ser forzados a devolver a los migrantes al puerto de origen. El diputado Éric Ciotti, de Los Republican­os (LR, derecha), fue también muy severo. La decisión de acoger al barco muestra un Gobierno “que ha perdido totalmente la razón”. Ciotti aseguró que los migrantes serán instalados en un “club de vacaciones”, algo que calificó de “provocació­n para tantos franceses que sufren por estar privados de vivienda”.

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, no se ha tomado nada bien la posición francesa, y ayer, en una rueda de prensa, tachó la reacción del Elíseo de “agresiva, incomprens­ible e injustific­able”.

La derecha y la extrema derecha arremeten contra el presidente Macron por demasiado blando

Meloni echa más leña al fuego y tacha la actitud francesa de “agresiva, incomprens­ible e injustific­able”

Se presentó ante los periodista­s para hablar de economía, pero ante el interés por saber qué pensaba su Gobierno de la versión de París, la ultraderec­hista no se mordió la lengua y aseguró sentirse “muy afectada” por algo que no se esperaba para nada que causara un enfado tan grande al Gobierno francés. Meloni contrapuso los 230 migrantes del Ocean Viking y la dura reacción después del primer desembarco en Francia con la experienci­a de Italia, que desde el comienzo del año ha recibido a casi 90.000 migrantes en su territorio nacional.

La mandataria italiana volvió a recalcar que se requiere una “solución europea” a la cuestión migratoria en el Mediterrán­eo, porque no considera que sean solamente los países más expuestos por su posición geográfica quienes deban hacerse cargo de la acogida. Defiende la creación de centros de distribuci­ón de migrantes en África con el apoyo europeo y que los que lleguen a Italia sean repartidos entre los varios países miembros, una visión muy parecida a la del liguista Matteo Salvini durante su turbulenta etapa como ministro del Interior.

La tensión ha aflorado ya en la primera crisis migratoria desde que el Gobierno de Hermanos de Italia está en el poder. Aunque Meloni se marcó un tanto forzando al Ocean Viking a desembarca­r en Francia, otros tres barcos hu

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CHRISTOPHE SIMO / P Los migrantes del Ocean Viking llegando ayer al centro temporal que les acogerá

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