La ciudad de Jersón queda liberada en menos de 48 horas de retirada rusa
Fuerzas especiales, las primeras en entrar, son aclamadas pero Kyiv muestra prudencia
Ni dos días tardó el ejército ruso en abandonar la ciudad de Jersón y el territorio circundante en la margen derecha del río Dniéper desde el anuncio de la retirada, a través de la televisión rusa, el pasado miércoles. Contra todas las previsiones de analistas internacionales y también del Gobierno ucraniano, que apuntaban a por lo menos una semana para que se completara la evacuación, el Kremlin hacía saber ayer que a las 5 de la mañana, hora de Moscú, 30.000 soldados y 5.000 piezas de material militar (vehículos, blindados, artillería...) habían cruzado el río por pontones, en barcazas o, en el caso de soldados, a pie a través del puente Antónivski, semidestruido por los ucranianos y finalmente volado en parte por los rusos al final de la evacuación.
Pocas horas después, con la bandera ucraniana ondeando en lo alto del edificio de la administración regional, en la plaza de la Libertad, una multitud enfervorizada recibía a los primeros –unos pocos– soldados ucranianos coreando las siglas ZSU (Fuerzas Armadas de Ucrania), clamando “Jersón es Ucrania” y “gloria a los héroes”.
“El ejército ruso deja el campo de batalla en modo triatlón: carrera de obstáculos, salto de longitud y natación”, bromeaba en Twitter el asesor presidencial ucraniano
Andrí Yermak. Por su parte, Serhí Jlan, miembro del consejo regional de Jersón, aseguraba que muchos soldados rusos se habían ahogado en el Dniéper tratando de cruzar a la orilla izquierda, donde las fuerzas rusas se están fortificando. Cierto o no, el propio Jlan advertía a la población de Jersón que se quedara en sus casas mientras se busca a los soldados rusos que aún podían permanecer en la ciudad vestidos de civil para actuar como saboteadores o, simplemente, para escapar por su cuenta. En este sentido, el Ministerio de Defensa ucraniano emitía ayer mensajes por las redes sociales llamando a la rendición y ofreciendo las garantías de la Convención de Ginebra.
En cuanto a la población civil de Jersón (unas 280.000 personas antes de la invasión), pasó la noche del jueves sin luz ni comunicaciones, cortesía del ejército ruso, que cubría su retirada con la oscuridad, al menos para impedir ataques de drones ucranianos, según un corresponsal ruso.
No se han facilitado cifras de cuántos residentes rehusaron marcharse al lado ruso como recomendaron –y organizaron– las autoridades de ocupación. Hay que recordar que el pasado marzo muchos habitantes de Jersón –la única capital regional conquistada por los rusos– se manifestaron valientemente con sus banderas frente a los soldados rusos .
Imágenes de vídeo en las redes sociales mostraban anoche gente cantando y bailando en torno a una hoguera en la calle, pero ninguna de carros de combate u otros vehículos militares en el centro de la ciudad. La presencia militar parecía limitarse a unos pocos soldados llegados en vehículos civiles. Ya en horas de la noche, el presidente Zelenski decía en su mensaje a la nación que sus tropas se estaban acercando a la ciudad y “pronto vamos a entrar”, pero que de momento “unidades especiales están ya en la ciudad”.
El Gobierno ucraniano parecía apostar por la prudencia. En este sentido, el consejero presidencial Mijailo Podoliak advertía el jueves que los rusos, desde el otro lado del Dniéper, seguirían bombardeando Jersón para convertirla en una “ciudad de muerte”.
Las tropas ucranianas, en su rapidísimo avance, se dirigen ahora hacia la presa de Nova Kajovka, cuya central hidroeléctrica queda
Tropas ucranianas se dirigen hacia Nova Kajovka, cuya presa tiene compuertas que han sido destruidas
en lo que ahora es el lado ruso del Dniéper. La firma estadounidense de imágenes por satélite Maxar (la misma que descubrió el largo convoy que se dirigía a Kyiv el 24 de febrero) anunció ayer que partes de la presa habían sufrido daños, en concreto compuertas que han sido “destruidas deliberadamente”. A comienzos de semana, Rusia acusó a Ucrania de bombardear la presa, mientras que del otro lado se cree que los rusos pretenderían volarla para inundar toda la zona.c