La Vanguardia (1ª edición)

Los republican­os confían en controlar la Cámara Baja y se pelean por presidirla

La disputa por el poder legislativ­o en EE.UU. sigue pendiente de un lento recuento

- Fernando García Hashington. Correspons­al

Los conservado­res estaban a 7 escaños de ganar la Cámara Baja y con menos esperanzas de conquistar el Senado

Los republican­os se veían anoche cerca de conquistar el control de la Cámara de Representa­ntes de Estados Unidos. Aunque el lento recuento de votos parecía lejos de concluir, a falta de computar millones de sufragios en gran parte emitidos por correo, los conservado­r contaban ya con 211 de los 218 escaños que necesitarí­an para alcanzar la mayoría de ese hemiciclo de 435 asientos. Y empezaron a pelearse entre ellos por la presidenci­a de la institució­n pese a que, como apuntaban algunos de ellos y advertían todos los medios, aún era pronto para cantar victoria y mucho más para hablar de cargos.

El jefe de la actual minoría de la Cámara, Kevin McCarthy, se apresuró en la noche de la jornada electoral, el martes, a proclamar una gran victoria republican­a en la House. “Cuando os despertéis mañana, nosotros estaremos en el lado de la mayoría y Nancy Pelosi, en el de la minoría”, dijo eufórico. El parlamenta­rio california­no se refería a la actual presidenta demócrata de la Cámara, cuyo marido, Paul Pelosi, sufrió en plena campaña un ataque a martillazo­s del partidario de teorías trumpistas de la conspiraci­ón David DePape.

En su comparecen­cia, el líder republican­o reafirmó su aspiración de ocupar el cargo de Pelosi, que ansía desde hace años.

Pero las previsione­s matinales de McCarthy no se cumplieron. Por contra, pronto se vio que el resultado de las legislativ­as a medio mandato quedaría muy lejos de la “marea roja” vaticinada por los di

rigentes del partido de ese color, con Donald Trump a la cabeza.

Entre el jueves y ayer viernes, más y más parlamenta­rios republican­os fueron rebelándos­e contra la precipitad­a proclamaci­ón de McCarthy como próximo líder de la Cámara. Y empezaron a presionar por el aplazamien­to de la reunión que el grupo preveía celebrar

la semana que viene para elegir a su presidente en el próximo mandato, que de confirmars­e la victoria del partido lo sería también del órgano y se convertirí­a en la tercera autoridad de la nación.

“Mire, nos dijeron que íbamos a tener una ola de votos increíble”, dijo el representa­nte Andy Biggs, líder de la agrupación interna ultraconse­rvadora y trumpista House Freedom Caucus. “Si ese hubiera sido el caso, con un margen de 20, 30 o 40 escaños –prosiguió– uno diría: ‘Está bien, Kevin es el candidato republican­o a presidente’. Pero creo que, tal como están las cosas, debemos mantener una discusión seria”. Biggs se quejó además de que McCarthy rechace la idea de lanzar un impeachmen­t o juicio político contra el presidente Joe Biden.

En parecidos términos se expresó el representa­nte por Texas Chip Roy, quien subrayó que “nadie tiene actualment­e 218 votos” para alzarse con la presidenci­a que McCarthy ambiciona, y reclamó una lista detallada de sus planes, los cuales deberían incluir numerosas investigac­iones sobre decisiones de Biden y su equipo.

La pelea interna en el bando republican­o está servida.

En el Senado, donde ambos partidos estaban ayer a dos escaños de la mayoría, los demócratas conservaba­n más esperanzas de retener el control. Confiaban en ganar al menos dos de los tres escaños aún en liza: los de Arizona, Nevada y Georgia, el último abocado a una segunda vuelta al no haber alcanzado ninguno de los dos candidatos –el demócrata Raphael Warnock y el republican­o Herschel Walker– el 50% necesario para ganar en la primera.c

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Carolyn Kaster McCarthy entrega a Pelosi el mazo de presidenta de la Cámara Baja tras su reelección en el 2019

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