Los republicanos confían en controlar la Cámara Baja y se pelean por presidirla
La disputa por el poder legislativo en EE.UU. sigue pendiente de un lento recuento
Los conservadores estaban a 7 escaños de ganar la Cámara Baja y con menos esperanzas de conquistar el Senado
Los republicanos se veían anoche cerca de conquistar el control de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Aunque el lento recuento de votos parecía lejos de concluir, a falta de computar millones de sufragios en gran parte emitidos por correo, los conservador contaban ya con 211 de los 218 escaños que necesitarían para alcanzar la mayoría de ese hemiciclo de 435 asientos. Y empezaron a pelearse entre ellos por la presidencia de la institución pese a que, como apuntaban algunos de ellos y advertían todos los medios, aún era pronto para cantar victoria y mucho más para hablar de cargos.
El jefe de la actual minoría de la Cámara, Kevin McCarthy, se apresuró en la noche de la jornada electoral, el martes, a proclamar una gran victoria republicana en la House. “Cuando os despertéis mañana, nosotros estaremos en el lado de la mayoría y Nancy Pelosi, en el de la minoría”, dijo eufórico. El parlamentario californiano se refería a la actual presidenta demócrata de la Cámara, cuyo marido, Paul Pelosi, sufrió en plena campaña un ataque a martillazos del partidario de teorías trumpistas de la conspiración David DePape.
En su comparecencia, el líder republicano reafirmó su aspiración de ocupar el cargo de Pelosi, que ansía desde hace años.
Pero las previsiones matinales de McCarthy no se cumplieron. Por contra, pronto se vio que el resultado de las legislativas a medio mandato quedaría muy lejos de la “marea roja” vaticinada por los di
rigentes del partido de ese color, con Donald Trump a la cabeza.
Entre el jueves y ayer viernes, más y más parlamentarios republicanos fueron rebelándose contra la precipitada proclamación de McCarthy como próximo líder de la Cámara. Y empezaron a presionar por el aplazamiento de la reunión que el grupo preveía celebrar
la semana que viene para elegir a su presidente en el próximo mandato, que de confirmarse la victoria del partido lo sería también del órgano y se convertiría en la tercera autoridad de la nación.
“Mire, nos dijeron que íbamos a tener una ola de votos increíble”, dijo el representante Andy Biggs, líder de la agrupación interna ultraconservadora y trumpista House Freedom Caucus. “Si ese hubiera sido el caso, con un margen de 20, 30 o 40 escaños –prosiguió– uno diría: ‘Está bien, Kevin es el candidato republicano a presidente’. Pero creo que, tal como están las cosas, debemos mantener una discusión seria”. Biggs se quejó además de que McCarthy rechace la idea de lanzar un impeachment o juicio político contra el presidente Joe Biden.
En parecidos términos se expresó el representante por Texas Chip Roy, quien subrayó que “nadie tiene actualmente 218 votos” para alzarse con la presidencia que McCarthy ambiciona, y reclamó una lista detallada de sus planes, los cuales deberían incluir numerosas investigaciones sobre decisiones de Biden y su equipo.
La pelea interna en el bando republicano está servida.
En el Senado, donde ambos partidos estaban ayer a dos escaños de la mayoría, los demócratas conservaban más esperanzas de retener el control. Confiaban en ganar al menos dos de los tres escaños aún en liza: los de Arizona, Nevada y Georgia, el último abocado a una segunda vuelta al no haber alcanzado ninguno de los dos candidatos –el demócrata Raphael Warnock y el republicano Herschel Walker– el 50% necesario para ganar en la primera.c