La Vanguardia (1ª edición)

Una tramitació­n exprés con mayoría suficiente

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PSOE y Unidas Podemos han convertido en proposició­n de ley (PL) parlamenta­ria una reforma del Código Penal que todos daban por supuesto que sería un proyecto de ley del Gobierno. Que la iniciativa surja de los grupos parlamenta­rios y no del Consejo de Ministros abrevia la tramitació­n y podría permitir que la reforma de Código Penal entre en vigor antes de acabar el año, o a principios del 2023. La

PL deberá ser calificada por la Mesa del Congreso y luego aprobada por la junta de portavoces, un trámite que podría darse en semanas consecutiv­as, pero también –hay precedente­s– en la misma semana, y a continuaci­ón entrar en el siguiente pleno para que se aprobase su tramitació­n. A continuaci­ón, se abriría un trámite de enmiendas para su votación –en sesiones que serían cada dos semanas, salvo que se apruebe la urgencia de la iniciativa, en cuyo caso serían semanales–, y luego se elaboraría la ponencia para votarse en comisión. Con la ponencia se votarían también las enmiendas no aceptadas, y si no se aprueba la advocación a pleno, la iniciativa podría quedar aprobada para ser remitida al Senado, sin pasar una segunda vez por el pleno del Congreso. Como con todas las iniciativa­s legislativ­as, si el

Senado no la modifica, no sería necesario que volviera al Congreso para su ratificaci­ón. Pasaría directamen­te al BOE y estaría en vigor. Vistos los pronunciam­ientos favorables de los socios de investidur­a –ERC, PNV, EH Bildu–, si PSOE y Unidas Podemos fuerzan la máquina, la reforma del Código Penal podría estar en vigor antes de acabar el año. Por los pelos. Había mayoría. Siempre la hubo.

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