La Vanguardia (1ª edición)

El pacto de la tele: adiós a la sedición, hola presupuest­os

- Isabel Garcia Pagan Barcerel n areInaeBse­telraeIgae­rmA

Pere Aragonès hubiera querido una foto con Pedro Sánchez que certificar­a la supresión del delito de sedición, pero el presidente del Gobierno prefirió explicarlo en primetime en la televisión. Sánchez exhibió europeísmo penal y soslayó la dependenci­a parlamenta­ria de los independen­tistas. La escenograf­ía, por una vez, era lo de menos en una larga y discreta negociació­n. El martes la propuesta no estaba, “todavía”, en aquel punto en el que los líderes se llaman y dicen: Vamos. La previsión era “las próximas semanas”, pero siempre con el compromiso de cumplir con el pacto firmado en julio de que habría reformas legales para avanzar en la desjudicia­lización antes de acabar el año. El miércoles los flecos se desencalla­n. El jueves al mediodía se cierra con las bendicione­s presidenci­ales y sin necesidad de llamadas.

¿Aragonès está satisfecho? Deja caer la cabeza hacia un lado y sonríe. Oriol Junqueras se mantiene expectante. Puede acelerar la cuenta atrás de su inhabilita­ción para volver a la política institucio­nal si el Tribunal Supremo no se enroca con el delito de malversaci­ón. Generaría un problema interno en ERC que la inhabilita­ción y la presidenci­a de Aragonès habían soslayado. ¿Más de un candidato?

Mientras tanto, ERC exprime sus dos mantras: “No hay alternativ­a a la negociació­n” y “perseverar en tus objetivos da frutos”. Junqueras hizo virar la estrategia del partido el 2 de noviembre del 2017 en la Audiencia Nacional, antes de que Carmen Lamela lo enviara a Estremera, y, por fin, ayer su partido podía alardear de resultados más allá de las urnas. Algo que no fue posible con los indultos.

Hasta lograr la meta, la disciplina en la política de comunicaci­ón ha sido más férrea que nunca para salvaguard­ar la negociació­n. Los altavoces se apagaron y los micros madrileños no encontraba­n a Gabriel Rufián. Así, la negociació­n avanzaba. Ahora, ERC se reivindica en público, no quiere a los comunes en la foto y los barones socialista­s digieren el acuerdo sin dosis extra de sales. El nuevo delito de

ERC puede exprimir el mantra de la negociació­n y Junqueras, acelerar la cuenta atrás para volver a la política institucio­nal. Los siguientes pasos están fijados: luz verde a los presupuest­os de Sánchez y negociar con el PSC las cuentas catalanas

desórdenes públicos agravados abre un sinfín de posibilida­des –inquietant­es para el independen­tismo, según Junts, la CUP y Òmnium– que permiten al PSOE combatir el discurso de la tibieza judicial ante

el ho tornarem a fer. “No volverá a haber santuarios para los atentados contra el orden público”, proclamaba Patxi López frente a las dudas de Emiliano GarcíaPage y Javier Lambán.

El independen­tismo está más lejos que cerca de volverlo a hacer, así que la “irresponsa­bilidad histórica” que Alberto Núñez Feijóo atribuye a Sánchez no tiene recorrido futuro. Por la excepciona­lidad del delito de sedición: tiene origen en 1822 y no se había condenado nunca a nadie en democracia. Y porque la hoja de ruta vigente no es la de la unidad independen­tista, sino la que imponen socialista­s y republican­os superando metas volantes hasta que llegue el momento de enfrentars­e en las urnas. En todas las urnas a partir de mayo del año que viene.

El itinerario está marcado. Primero: el Congreso debería aprobar la reforma penal antes de acabar el periodo de sesiones. En el trámite, ERC insistirá en modificar el delito de malversaci­ón con el compromiso no escrito del PSOE de abordarlo. ERC quiere “salvar a los soldados” investigad­os en los juzgados 13 y 18 de Barcelona y el TSJC; el PSOE mira de reojo a José Antonio Griñán. Segundo: ERC garantiza la estabilida­d para el resto de la legislatur­a con su voto a los presupuest­os. La próxima semana se aprueba el dictamen y en pleno, a partir del día 21. Del Congreso al Senado. Tercero: la Generalita­t trabaja para presentar sus presupuest­os a principios de diciembre y superar el debate de totalidad antes de acabar el año. La aprobación final, PSC mediante por incomparec­encia de Junts, llegaría en el primer trimestre del año.

Salvador Illa quiere exprimir su posicionam­iento en las encuestas ante un Govern en minoría. Le interesa llevar la aprobación de los presupuest­os lo más cerca posible de las elecciones municipale­s. Una foto de “tripartito”. Y lejos de verse comprometi­do, el PSC podría plantearse lanzar un pressingER­C en busca de un adelanto electoral en Catalunya. Lograr la alcaldía de Barcelona con Jaume Collboni sería el trampolín perfecto para Illa… y Pedro Sánchez. ¿Y Junts? Pendiente de Carles Puigdemont, el miércoles tiene previsto recibir a los exconselle­rs.

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CKeR Da/cka Pere Aragonès y Pedro Sánchez en su último encuentro en Barcelona

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