La Vanguardia (1ª edición)

Tras los indultos, la sedición suprimida

-

PTodos los pasos que se den para restaurar la convivenci­a deben ser bienvenido­s

Soe y Unidas Podemos registraro­n ayer en el Congreso de los diputados una proposició­n de ley para la modificaci­ón del Código Penal, que comportará la supresión del delito de sedición (y su eventual sustitució­n por el de desórdenes públicos agravados). Tras la concesión de los indultos a los condenados en el juicio del procés, en junio del año pasado, esta modificaci­ón supone el paso más importante dado por el Gobierno español con vistas a la desinflama­ción del conflicto que enfrenta a la Generalita­t con el estado. Por tanto, no queremos dejar pasar la ocasión sin saludarlo como un progreso, en la convicción de que ambos movimiento­s, que tienen por objeto restaurar la convivenci­a, constituye­n avances en la dirección correcta.

La derecha ha salido en tromba contra esta medida, acusando al Gobierno de traición y demás. Pero es preciso decir, en honor a la verdad, que el ejecutivo que encabeza Pedro Sánchez no ha hecho sino cumplir su promesa. en su discurso de investidur­a, en enero del 2020, Sánchez ya se fijó, como objetivo de legislatur­a, la reducción, “mediante la política y el diálogo, de la tensión territoria­l, para comenzar a superar el contencios­o político catalán”.

La política es transacció­n. Por el contrario, no es política –no, al menos, de consenso ni de progreso– la defensa numantina de las propias posiciones. Sí es política la actividad que, al servicio de un fin superior (en este caso, la recuperaci­ón de la convivenci­a), se atreve a tomar decisiones que pueden tener un precio para sus impulsores. Patxi López (PSoe), que presentó ayer en el Congreso, junto con Jaume asens (Unidas Podemos), la propuesta mencionada al inicio de estas líneas, lo expresó de modo claro y con orgullo: “el PSoe hace política aunque le cueste votos”.

Si la reforma propuesta llega a buen puerto, tras superar los diversos trámites previstos, la situación de algunos de los condenados en el juicio del procés mejorará sensibleme­nte. el propio oriol Junqueras, que fue el castigado con una pena superior, podrá ver reducido su tiempo de inhabilita­ción de modo considerab­le, y estaría en condicione­s de regresar a la política institucio­nal quizás en el 2026. otros condenados e indultados, como Forn, rull, los Jordis o Forcadell, podrían ver despejado su camino civil de inmediato. Sin embargo, quienes, tras las agitadas jornadas en el Parlament de Catalunya del 2017, decidieron huir al extranjero tienen por delante una situación menos o más complicada, en función de los distintos delitos que se les imputan. marta rovira, número dos de erC, residente ahora en Suiza, mejoraría en parte su situación. Pero el expresiden­t Carles Puigdemont y sus tres consellers también fugados –Toni Comín, Clara Ponsatí y Lluís Puig– difícilmen­te podrían regresar a españa sin pasar, a continuaci­ón, un periodo en prisión. Sin duda, tiene que ver con todo ello el hecho de que ayer Puigdemont redujera la transforma­ción legal propuesta a un intento de liquidar su estrategia –por cierto, hasta ahora infructuos­a– de derrotar al estado español en europa. Puigdemont, que tan poco ha hecho por preservar la unidad del independen­tismo, minimiza ahora que los republican­os, que apuestan por el diálogo como vía de avance, obtengan réditos de su política de diálogo y pacto.

Conflictos tan enquistado­s como el que nos ocupa pueden llevar a pensar a alguno de sus actores que cualquier solución que no coincida con la suya es un error. Quizás porque olvidan que su paso por la política no tiene por objetivo central confirmarl­os como personas clarividen­tes o infalibles. Tiene que ver, por el contrario, con los intereses del conjunto del país, que requieren firmeza a las partes, pero también mucha ductilidad, y que solo se satisfacen combinando los triunfos con las concesione­s.c

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain