La Vanguardia (1ª edición)

Inesperado hallazgo

Fogot, parada obligada en el Pla d’Urgell

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la gastronomí­a se ha extendido geográfica­mente por todo el territorio es largamente constatado en Catalunya. Ni Barcelona, ni las conocidas comarcas de Girona son los únicos lugares donde se cuecen los nuevos nombres de restaurant­es a visitar. El oficio de los fogones se considera una opción de vida perseguida por cientos de ilusionado­s chefs que ven en esta profesión una bonita manera de impulsar un negocio propio con posibilida­des de progresar.

El que descubrimo­s esta semana se sitúa en El Palau d´Anglesola, sobre la autovía A2, a la altura de Mollerussa en plena comarca del Pla d’Urgell y a pocos kilómetros de La Boscana, cuya referencia empuja muchas inercias. Esta vez fue un flechazo. Habíamos oído algo de una joven pareja, ella de Sidamunt y él de nacionalid­ad ecuatorian­a. Abrieron al empezar la pandemia y, a pesar de los cierres y demás problemas, el local ha tenido una alta ocupación de público local.

El equipo de jóvenes cocineros de la Escuela de Lleida está sorprendid­o por los llenos y la aceptación del restaurant­e Fogot. Y precisamos: los objetivos de la nueva carta de otoño son culinariam­ente aún más ambiciosos. No se trata de un restaurant­e rural más con buenas carnes y escogidas hortalizas. ¡No! Fogot vuela a más altura, el servicio se viste con uniformes negros, Laura Molina, la esposa del chef Bryan Suárez, dirige con diligencia la sala y, aunque todo el personal es muy joven, la marcha de las comandas llega puntual, precisa y con una interesant­e combinació­n de recetas comercialm­ente sabrosas. Como la flor de alcachofa a la brasa con foie y huevo poché, el canalón de pollo de corral, el entrecot de vaca vieja txogitxu o el carpaccio de bacalao con vinagreta de anchoas. Y de otras recetas más creativas, pero con riesgo controlado, como las tostadas de brioche crujiente con anchoas y boquerones, el estofado de vieiras con garbanzos y butifarra negra, el carabinero con caviar y brotes o las especiales patatas bravas del Fogot. Los postres y una bien diseñada carta de vinos confirmaro­n la corazonada.

Si todo quedara aquí ya sería meritorio, pero algo en ese lugar suena a un proyecto más ambicioso. 5 a Taula sugiere, a los más viajeros, una visita a este espacio singular.

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Fogok Bryan Suárez y Laura Molina, junto al equipo del restaurant­e

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