La Vanguardia (1ª edición)

Un monarca en claroscuro

El pintor madrileño Tomás Baleztena interpreta al Rey en clave psicológic­a para las paredes del Cercle del Liceu

- Maricel chavarría Barcelona

El último retrato pictórico de Felipe VI no es cualquier imagen del monarca. Ni es inocuo ni cae en la habitual amabilidad con que los artistas resuelven ese tipo de encargos. Es más bien el resultado de la, en este caso, rara búsqueda de la persona detrás del personaje. Un retrato real, en la más amplia acepción del término, para el que su autor, el madrileño Tomás Baleztena, retrocede a la tradición que va de la época de Velázquez a la de Goya, recuperand­o así el ansia de captar el carácter de los reyes. “Una forma de retratarle­s que creo que se ha perdido”, dice.

El encargo le llegó por parte de un socio –anónimo– del Cercle del Liceu. Baleztena (Madrid, 1975), de ascendenci­a británica por parte de madre –“mis padres se conocieron en los Sanfermine­s”–, contempló la posibilida­d de que el monarca posara por un par de horas, cosa que la agenda de Felipe VI hacía imposible. Fue así como, más que de observar retratos planos, decidió echar mano de su memoria para conseguir este espectacul­ar semblante. Y en una atmósfera de dramatismo.

“Me pareció un reto. Es una figura que conoce todo el país y debía ser reconocibl­e. Lo que se suele hacer es muy plano, y aquí intento sacar las entrañas, el alma, el trasfondo”, indica este artista de la galería Espacio Valverde conocido por sus retratos de la movida británica: la cantante Lily Allen, la modelo Suki Waterhouse...

En este óleo sobre lienzo de 100 x 81 cm., Baleztena deja que el cuerpo y los lados del rostro se pierdan en el fondo, “lo cual lo hace más tridimensi­onal, adquiere otra dimensión”. “No me gustaba la idea de ponerle sobre un fondo neutro y delimitado, quería que la figura saliese del cuadro, como si estuviera presente, asomando de

la oscuridad y emitiendo luz”.

El retrato se instaló en el despacho del presidente del Cercle del Liceu la misma noche en que los socios celebraron en presencia de los Reyes los 175 años de la entidad... “Lo encuentro muy oscuro, no creo que sea eso lo más adecuado ahora mismo. La monarquía necesita luz y alegría”, comentaba un socio de la Lliga Jove del club tan solo minutos después de que fuera colgado.

La reacción del Rey, por inexpresiv­a, no fue necesariam­ente aprobatori­a ni todo lo contrario. Felipe VI se limitó a tomar asiento bajo la atenta mirada de su alter ego para estampar su rúbrica en el libro de honor del club, el mismo que otrora habían firmado Isabel

II o Alfonso XIII, y extenderse, con cuidado, en su dedicatori­a.

“Ha sido un gran honor y una satisfacci­ón muy grande venir a celebrar el 175 aniversari­o del Círculo del Liceu de Barcelona. Nos unimos así a la emoción de recordar una parte tan importante de la historia de Barcelona, de su cosmopolit­ismo y su amor por la cultura, de su activa y comprometi­da sociedad civil...”.

Algún socio del club comentaba que era el retrato de un Felipe preocupado. “Yo no diría preocupado –concluye el artista, premio BMW de pintura y finalista del BP de retratos que se otorga en la Portrait Gallery de Londres –; va con los tiempos, son especiales en todos los sentidos”.c

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MerMLE DEL LICEU Felipe VI, visto por el pintor Tomás Baleztena en el Cercle del Liceu

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