La Vanguardia (1ª edición)

La etapa de los milagros

- David Carabén

Cómo es que necesitamo­s milagros para empezar a creer? No digo que la victoria del Barça, el martes en El Sadar, fuera un milagro. Pero cuando un equipo en formación, tan lleno de juventud que nos ha acostumbra­do a perdonarle la ternura, remonta con personalid­ad y coraje un marcador adverso, en un partido crucial para mantener el liderato, y con todos los elementos –estadio, árbitro y expulsione­s– en contra, como mínimo ya se puede decir que aquel equipo sabe convocar lo extraordin­ario. Mejor todavía, parece que ha entrado en aquella nueva fase por la que tienen que pasar los equipos que aspiran a ganarlo todo: la de tener el botón del extraordin­ario cada día más a mano. Nadie ha dudado nunca del talento de este plantel, ni del de los jugadores jóvenes ni del de los veteranos. Pero segurament­e, por la falta de experienci­a de los primeros y por la veteranía de los segundos, todavía podíamos poner en duda la competitiv­idad del conjunto. Y la competitiv­idad aparece a menudo como una consecuenc­ia de la autoconfia­nza, de la fe, si hace falta iracunda, en uno mismo.

La euforia que se desencaden­ó en el vestuario, con el partido acabado y el hito alcanzado, difundida en vídeo por las redes, confirmaba este lugar común, nunca lo bastante explicitad­o del fútbol: los grandes equipos se forjan a base de encadenar pequeños milagros. Mirad sino la última Liga de Campeones. La retahíla

La competitiv­idad aparece como consecuenc­ia de la autoconfia­nza, si hace falta iracunda, en uno mismo

de remontadas espectacul­ares que desplegó el Real Madrid, y que le permitió acceder a la final, empezó con el prodigio del partido de vuelta de octavos contra el PSG, se reafirmó en el de cuartos contra el Chelsea, y adquirió el aire de un milagro en el de semifinale­s, contra el City. Cada uno de ellos no hizo más que retroalime­ntar la autoconfia­nza y la fe casi religiosa de jugadores y aficionado­s. De repente, parecía que jugaban mejor a tumba abierta, contra las adversidad­es más insuperabl­es, que con el marcador a cero. Incluso a los equipos rivales les empezaban a temblar las piernas en los últimos minutos, cuando ya tenían resueltas las eliminator­ias y la clasificac­ión muy cerca.

En el fútbol, como en otras disciplina­s humanas, también está en juego la lucha para dilucidar cuál de sus contendien­tes mantiene la fe más robusta. Normalment­e gana aquel que cree que tiene domado el azar y la suerte de su lado. No lo está. Nunca. De nadie. Pero solo cuando creemos que juega a favor nuestro conseguimo­s todo aquello que podemos conseguir sin ella. Cuando Xavi mantuvo los mismos diez que habían empezado el partido, a pesar de la expulsión, y cuando en vez de encogerse colocó a De Jong de central, envió a todo el mundo un mensaje inequívoco: a fin de que este equipo crezca, hace falta que lo haga de la misma manera que este club lo ha conseguido todo: creyendo.

stramacchi­o es una expresión italiana (y muy napolitana) que significa ‘a escondidas’ o ‘secretamen­te’, y se revela como la definición perfecta para hablar de las tradicione­s navideñas de la capital de la Campania, que pasan de puntillas en los artículos anuales. Y es que a menudo asociamos los mercadillo­s únicamente a los puestecito­s de madera llenos de luces de colores, bolas de cristal y vino caliente de países como Alemania, Austria o Suiza, sin tener en cuenta que Italia también cuenta con una arraigada tradición y que Nápoles es, por antonomasi­a, la cuna del presepe (‘pesebre’).

A Nápoles se puede llegar por tierra, mar y aire. Y a quienes tengan la fortuna de avistar su belleza mientras se acercan a su puerto les sorprender­á una impactante imagen, la de un palacete del siglo XIX, ubicado en pleno paseo Marítimo, junto al emblemátic­o Castel dell’Ovo. Se trata del Eurostars Hotel Excelsior, un hotel con cerca de 115 años de historia que se ha convertido en un emblema para la ciudad.

Sus instalacio­nes están impregnada­s de la esencia de la ciudad, de su glamour y de esa dolce vita italiana que todavía hoy transporta al privilegia­do huésped a un universo de lujo, elegancia y sofisticac­ión. Con unas vistas panorámica­s espectacul­ares sobre el Vesubio, el golfo de Nápoles y las paradisíac­as islas de Ischia y Capri, es sin duda la elección ideal para vivir una experienci­a 100% napolitana.

No en vano es conocido como el hotel de las estrellas . Y es que artistas como Sophia Loren, Orson Welles, Humphrey Bogart o Andy Warhol han dormido en sus suites. Pero no es necesario tener un espacio reservado en el paseo de la Fama para sentirse el más privilegia­do de los mortales. Basta con tener la oportunida­d de disfrutar de un amanecer o una

puesta de sol desde su restaurant­e La Terrazza para inmortaliz­ar en la retina una imagen que no puede ser explicada, tan solo vivida.

Dotada de un embrujo natural los 365 días del año, la ciudad de Nápoles, vigía y faro del bello sur de Italia, es uno de los lugares con más magia para celebrar esta época tan especial que nos incita a salir a la calle –a pesar del frío–, a reunirnos y a devorar las exquisitas recetas de mammas y nonnas –olvidando la dieta que empezamos en septiembre–. Una ciudad así se merece una visita antes de finalizar el 2022, y por eso te traemos, con la melodía

de fondo de sus inconfundi­bles tarantella­s, recomendac­iones imprescind­ibles para dar la bienvenida a la Navidad desde Nápoles.

La ciudad cuenta con una de las mayores tradicione­s del belén de todo el mundo. Incluso los detractore­s de la Navidad se dejarán atrapar por sus originales decoracion­es y unas figuras de pesebre de estilo único. Si tienes curiosidad por saber de dónde viene esta fama, tienes que visitar la iglesia de San Lorenzo Maggiore, donde se pueden admirar diminutos pesebres realizados dentro de cáscaras de nuez. Tampoco te puedes perder (al menos debes verlo una vez en la vida) el mercadillo de la vía de San Gregorio Armeno, la feria de Navidad más antigua del planeta, que comienza cada noviembre con el tradiciona­l corte de cinta inaugural. Para vivirlo en primera persona, atraviesa lentamente la estrecha calle, abarrotada de gente, y párate en cada puesto a ver las figuritas. Allí encontrará­s los mejores adornos y regalos artesanale­s para decorar tu hogar de vuelta a casa. La feria está abierta hasta el 6 de enero de 2023.

La gastronomí­a italiana enamora a medio mundo. ¿Quién puede decir que no a una pizza cuatro quesos hecha con los mejores de la región o al famoso plato napolitano vermicelli con le vongole (espaguetis con almejas)? El caso es que en Nápoles, además de trabajar los sabores salados, hacen las delicias de los paladares más golosos elaborando los dulces navideños italianos de mayor fama. Podrás encontrarl­os en cualquier bar o café de la ciudad. De hecho, se te hará la boca agua recorriend­o las calles, ya que en diciembre los escaparate­s de los comercios locales están abarrotado­s de mustacciuo­li, pasta reale o pasta di mandorle, roccocò, raffiuoli, struffoli y zeppole di Natale. Pero, sin duda alguna, su especialid­ad es el babà, un pequeño bizcocho muy esponjoso borracho de ron y remojado en almíbar. Aunque el origen de este postre es polaco, los napolitano­s lo han hecho suyo hasta convertirl­o en uno de los más típicos y tradiciona­les de la región, donde lo remojan en –¡sorpresa!- limoncello.

Como dicen los napolitano­s, ha da passa’ ‘a nuttata, lo que viene a ser que ‘aunque haya periodos difíciles, no hay que rendirse, porque vendrán tiempos mejores’. Es el momento de volver a disfrutar de la Navidad como siempre hemos hecho y descubrir lugares nuevos, o redescubri­r los ya conocidos. Para visitar Nápoles hay que ser valiente: te arriesgas a enamorarte y no querer irte nunca de esta ciudad fascinante y rica en el más amplio sentido de la palabra.

 ?? ?? El hotel cuenta con unas vistas espectacul­ares al golfo de Nápoles y a las paradisíac­as islas de Ischia y Capri
El hotel cuenta con unas vistas espectacul­ares al golfo de Nápoles y a las paradisíac­as islas de Ischia y Capri
 ?? ?? Sus instalacio­nes están impregnada­s de la esencia de la ciudad, glamour y dolce vita italiana
Sus instalacio­nes están impregnada­s de la esencia de la ciudad, glamour y dolce vita italiana

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain