Las discrepancias jurídicas en el Gobierno entorpecen la ruta de Sánchez
El debate de la malversación y la ley de Libertad Sexual acentúan las divisiones
Pedro Sánchez estaba instalado en lo que en la Moncloa definían como “un marco ganador”. Con unos nuevos gravámenes a la banca, energéticas y grandes fortunas que cuenta con un amplio respaldo social frente a la crisis energética e inflacionista. Con una batalla fiscal por las rebajas de impuestos del PP, que confronta un modelo neoliberal y otro socialdemócrata de defensa a ultranza de pilares del Estado de bienestar como la sanidad, la educación y las pensiones públicas. Además, con la marea blanca que el domingo resucitó en Madrid contra la gestión sanitaria de Isabel Díaz Ayuso. Y con la ruptura de Alberto Núñez Feijóo del acuerdo para desbloquear el Poder Judicial. Todo ello, rumbo a unas elecciones municipales y autonómicas en seis meses –determinantes para las generales previstas en diciembre del 2023– en las que el PSOE exhibía la unidad escenificada en Sevilla con Felipe González por el aniversario del triunfo de 1982.
Pero los vientos de la política soplan fuerte y transforman el escenario en cuestión de días, si no de horas. La ruptura del pacto judicial con el PP aceleró el acuerdo entre el PSOE y ERC para impulsar la supresión del delito de sedición, por el que fueron condenados los líderes del procés . Y aún antes de que el Congreso apruebe la semana que viene la toma en consideración de esta reforma del Código Penal, Sánchez abrió la puerta a una revisión del delito de malversación en esta tramitación parlamentaria, lo que genera alarma por su posible impacto en el combate contra la corrupción.
Al tiempo, estalló otra intensa polémica jurídica, con la cascada de rebajas de penas a agresores sexuales en aplicación de la nueva
ley de Libertad Sexual. Y la consecuencia, alertan cuadros socialistas, es una desviación del foco en la estrategia fijada en la Moncloa y Ferraz, con un Gobierno obligado a situarse a la defensiva para hacer frente al temporal. Una división en el PSOE, con presidentes autonómicos y líderes territoriales que rechazan reformar la sedición y reclaman corregir la ley del solo sí es sí. Y una acentuación de la confrontación interna, ya en tres almas, en el Ejecutivo de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos, ante las fricciones entre Yolanda Díaz y la formación morada.
En la Moncloa y Ferraz ya venían alertando de la “tensión” disparada hace tiempo en el espacio a la izquierda del PSOE, entre la vicepresidenta Díaz y Podemos. “Ya vimos claras las diferencias durante la elaboración del proyecto de presupuestos o en la negociación para la renovación del Poder Judicial”, advierten.
Con la vista puesta no solo en la acción del Ejecutivo, sino también en el calendario electoral, mientras Yolanda Díaz construye su proyecto Sumar para las generales y Podemos afronta malas expectativas
Los socialistas alertan de las confrontaciones a su izquierda: “Las guerras civiles tienen muy difícil sutura”
para las municipales y autonómicas, los socialistas les emplazan a ambos a “resolver sus discrepancias”. “Es importante que no se produzca una distracción del voto”, avisan. Con el ejemplo de las últimas elecciones en Andalucía: la división en el espacio a la izquierda del PSOE solo sirvió para facilitar la mayoría absoluta del PP. Aunque, por experiencia propia, los socialistas alertan: “Las guerras civiles tienen muy difícil sutura”.
El debate sobre una reforma del delito de malversación divide a los
socialistas, pero también a su izquierda, con las posiciones encontradas expresadas por Pablo Echenique frente a la postura de Jaume Asens o Enrique Santiago.
Y la reacción ante los efectos indeseados de la nueva ley de Libertad Sexual también acentúa la división en la coalición del Gobierno. Desde Podemos, las ministras Irene Montero e Ione Belarra salen en tromba para defender su ley estrella, en la que no reconocen errores de técnica jurídica, y